nda alborotado el patio de las teles comerciales que dan los últimos coletazos a la temporada y preparan planes para encarar un nuevo ciclo sin pandemia y camino de la deseada normalidad. Es tiempo de evaluar el rendimiento de los programas y de bucear en las ofertas de las productoras para encontrar perlas de éxito y fama. Asoma la estación menos televisiva, el tórrido verano y sus escapadas a playa, sol, cultura. Este tiempo de transición con los Juegos Olímpicos como oferta excepcional en medio de los meses de verano. Y no se olviden del mes casi entero de bicicleta multicolor, gestas montañosas y actuaciones profesionales registradas por la poderosa tele.

Los despachos de los ejecutivos se mueven con propuestas profesionales de presentación mediática, buscando fórmulas de éxito, rostros nuevos, entretenimiento gozoso y programas de calidad y magia audiovisual. Personajes televisivos con años, experiencia, variedad y versatilidad saltan de una cadena a otra y brincan en pos del triunfo y encaje con la nueva empresa. En el negocio televisivo es triunfo importante repetir temporada en antena, y desde el exagerado triunfo de Jordi Hurtado hasta figuras archiconocidas como María Teresa Campos, cada hijo de vecino busca acomodo y, por ejemplo, Iñaki López abandona la noche del sábado y entra en el magazine de las tardes, que deja Mamen Mendizabal, agotada de intensas horas, sesiones duras de trabajo y ritmos informativos de un programa absorbente y dinámico. Nuria Roca vuelve a la tele amable y de familia que sabe hacer. Y así afamados y primerizos, los soldados de la tele van afilando sus armas para septiembre. La tele es un negocio saturnal que se traga a sus hijos en cuanto se descuidan o pierden la conexión con la audiencia.