Fernando L. Chivite es un escritor que en sus obras habla de sí mismo, de su entorno, su vida y la gente que le rodea. Para él, los libros siempre han sido "ese lugar en el que yo he guardado mi vida", y admite que cuando relee novelas antiguas se "reencuentra" con aquel que era cuando las escribió.

"Mis libros me acompañan", admitía hoy en el homenaje que le ha hecho la Asociación Navarra de Escritores (ANE) en el marco de la 2ª Feria del Libro, "y me llevo sorpresas agradables releyéndome".

Ser elegido para el homenaje anual de la ANE le sorprendió "muchísimo", pero también afirma que es "muy emocionante". Confiesa que es el primer homenaje al que ha aceptado ir, y relata como anécdota que notó que el presidente de la ANE "estaba tembloroso de que le dijera que no aceptaba el homenaje" cuando le llamó por teléfono para comunicárselo.

"Me sorprendió gratamente, nadie espera que le hagan un homenaje y yo tampoco creo que me lo merezca", explicó Chivite, admitiendo que en un principio no supo cómo reaccionar o qué actitud debía tomar. "Mi hija antes de irme me ha dicho que me porte bien y lo he intentado", bromea.

Y hablando de su hija, Laura Chivite, el escritor ha querido, con motivo de la Feria del Libro, recomendar a los lectores el libro que publicó el mes pasado la joven autora, Gente que ríe, y que presentará el martes en la Plaza del Castillo a las 13.00 horas.

Respecto a sí mismo, Chivite confiesa que no sabe "qué actitud tomar de cara a la literatura en los próximos años", pero en ese sentido dice estar "muy relajado".

"De lo que sí estoy seguro es de que nunca dejaré de escribir; estoy atado a la tarea, va con mi naturaleza y no puedo dejar de hacerlo como la araña no puede dejar de tejer una tela", afirma rotundamente. Respecto a publicar no está tan seguro, dice estar en una fase en la que se "replantea el tema" porque ya no necesita publicar más libros. "No digo que no vaya a hacerlo, pero me lo tendrían que pedir, yo no me voy a esforzar en ir a pedirle a nadie que me publique nada", añade.

"Siempre escribiré", manifiesta, y Chivite continúa haciéndolo; tiene una novela entre manos y "la poesía nunca se deja", pero se muestra satisfecho con "este otro escaparate que son las columnas semanales, y eso me surte bastante bien del tipo de reconocimiento que necesito".

El autor navarro es de la opinión de que todo buen escritor tiene que escribir para sí mismo, y es precisamente eso lo que hace él. "Yo no escribo literatura de gusto popular", niega, porque para él la escritura es "un diálogo con la vida, un registrar la vida" y por eso afirma que siempre ha escrito "literatura del yo", comunicándose consigo mismo.

Sin embargo, admira a los que consiguen "dar con la fórmula del gusto popular y ganar dinero", y afirma tener una envidia "terrible" por el escritor que vende ediciones. "Yo en seguida tuve que asumir que no era de esos", relata.

"Mi literatura me ha ido acompañando, como si hubiera escrito un diario, porque en el fondo escribo para gustarme, leerme y recordar mi vida a través de lo que escribí antes", cuenta, ya que para él el hecho de que su trabajo guste a otros "es agradable, pero un efecto secundario".

Chivite se reconoce como un escritor "muy formalista" que busca la forma a través de todo lo que crea. "Más que contar historias raras, porque todo lo que cuento son historias normales, el verdadero mérito de lo que hago está en la forma y el estilo", afirma el escritor.

Y el estilo evoluciona junto a su vida y su entorno, y en el caso de Chivite ha ido "afinando la ironía poco a poco", pasando del carácter poético y la búsqueda de una cierta trascendencia en la introspección y la reflexión con la que empezó a una ironía "contemporánea y afilada ante la realidad".