La temporada de producción nacional comenzó con el fiasco en el estreno de la serie El Continental en TVE 1: un musical de bajos fondos tan disperso que uno no sabe por donde empezar. El martes fue el turno para otra de las ficciones televisivas más esperadas: Presunto culpable que se estrenó con muchas expectativas en Antena 3. Un planteamiento similar al archicopiado de Twin peaks mezclados, eso sí, muy efectivamente con tópicos, paisajes vascos y uno de los actores de moda como es Miguel Ángel Muñoz. Todo un conjunto que supone un paso adelante en la que debería ser la normalidad de una historia sin la presión que ejercía la existencia de la banda ETA y los tabúes consiguientes. Digamos que nuestros realizadores televisivos van ganando en atrevimiento a la hora de abordar determinados temas pero no terminan de creérselo del todo. Hay una buena historia pero sus giros no terminan de alcanzar de lleno al espectador para sorprenderlo y atraparlo desde el principio hasta el final. Parece que en este caso todo se deja para el segundo capítulo y eso suele traer malas noticias porque la audiencia no suele conceder segundas oportunidades. Y para corroborar aquello de que segunda partes nunca fueron buenas, está el regreso estelar de José María Aznar a la televisión que ha propiciado todo tipo de rifirrafes para alegría de sus palmeros, el padecimiento de los más sensibles y la indiferencia de quienes acabaron agotados por su flema insufrible. Aunque para numerito especial, el de Carmen Lomana que dio el susto en el aparente directo de Masterchef Celebrity. Un desmayo heroico ya que la concursante intentó recuperarse y presentar sus platos al jurado. Finalmente, fue sacada en un estado penoso en una silla de ruedas mientras se demostraba que tampoco en este tipo de concursos de la tele pública le hacen ascos al morbo de ofrecerlos maltrechos a su audiencia.