Voto a voto, delegado a delegado. Así se dirimen en muchas empresas de Navarra las elecciones sindicales. Y los resultados son a veces tan ajustados que una sola papeleta puede cambiar muchas cosas. Es lo que ha sucedido en Buñuel, donde un representante de UGT ha sido sorprendido alterando, por supuesto a su favor, el resultado de los últimos comicios.

El asunto ha terminado en un arbitraje tras la denuncia de CCOO. Y el laudo no deja lugar a dudas. "Lo sucedido -explica la árbitra- es intolerable, son prácticas que destruyen el compromiso adquirido por las representaciones sindicales como figuras que velan por el proceso electoral".

La historia se remonta al 4 de febrero, cuando la plantilla de Engineering Mechanical System, una empresa dedicada a la fabricación de chasis, contrapesos y soldadura, está convocada a elecciones para elegir comité de empresa. Concurren listas de UGT, CCOO, ELA y LAB. Todo transcurre con normalidad hasta el momento del recuento, cuando uno de los votos genera controversia. Es una papeleta a favor de ELA, donde uno de los trabajadores ha marcado una X al lado del primer nombre.

Dos actas parecidas pero muy diferentes

A partir, de ahí las versiones que ofrece el sindicalista de UGT y el resto de delegados varían. Pero la árbitra no tiene dudas y considera probado, a la vista de las declaraciones realizadas por los componentes de la mesa y por los representantes sindicales, que "el voto fue dado por bueno por todas las partes". Para que no hubiera dudas, los sindicatos optaron por sustituir el voto con la X por una papeleta de ELA sin marcar. Y así lo dejaron registrado en un acta manuscrita.

Ese voto, sin embargo, lo cambia todo. Supone que, en virtud de la votos válidos y de los porcentajes de representación, UGT pierde su segundo delegado, que va a manos a de Comisiones Obreras, el cuarto sindicato en la empresa de Buñuel, pero con quien en estos momentos sostiene una pelea encarnizada por el liderazgo sindical en toda Navarra. De hecho, por primera vez en casi cuatro décadas, CCOO logró en 2020 superar a UGT como primer sindicato en la Comunidad Foral.

A fin de año, sin embargo, UGT había recuperado, apenas por unos pocos delegados, su condición de primer sindicato.

Quizá no fue por ello, quizá esta ajustadísima pugna nunca estuvo en su cabeza, pero el caso es que, según consta en el laudo, el delegado de UGT hace algo inaudito. Coge los votos, que deben permanecer custodiados en la empresa, y se los queda. Sustituye una papeleta de ELA por otra con una tachadura hecha por él mismo. Redacta, esta vez a ordenador, una nueva acta con los resultados. En ella, resta un voto a ELA, por lo que deja a CCOO sin su delegado, que pasa a manos de UGT. Y, finalmente, da a firmar a la Mesa la nueva acta, haciéndole creer que el contenido es el mismo que el acta manuscrita.

"En casi 30 años nunca he visto algo parecido, es cruzar una línea roja", explica un buen conocedor de los procesos electorales en las empresas navarras.

El sindicalista de UGT se defiende. "Yo le dije a la Mesa, por dos veces, que si el voto con una tachadura no afectaba al resultado se diera por bueno".

Esta defensa enerva aún más a la árbitra. "Resulta llamativo que el representante de UGT argumente que la validez o no de un voto se sustente en que afecte o no a sus intereses y no en que el defecto de la papeleta sea de tal entidad que la misma no pueda ser considerada válida".

El asunto tiene para los sindicatos una especial gravedad. "Somos nosotros los que organizamos las elecciones sindicales, no es el Estado, que no ejerce esta labor. Estamos obligados por tanto a ser escrupulosos", explica un sindicalista.

Y así lo entiende la árbitra, que pide "a todas las partes implicadas, una profunda reflexión".