Medio centenar de personas han llenado la sala de Geltoki para visionar un documental que conmemora el 50º aniversario de la huelga en Motor Ibérica, que propició un paro total de la actividad en Navarra porque el resto de trabajadores se solidarizaron con esta plantilla.

Andoni Zaro Pérez, de 82 años y extrabajador de Motor Ibérica, y José Luis Díaz Monreal, de 80 años y exempleado de Potasas, han protagonizado este documental, impulsado por Kontseilu Sozialista Iruñerria.

Ambos han relatado durante 24 minutos uno de los momentos históricos de la lucha obrera en la Comunidad Foral en los últimos años del régimen de Franco, ante un público intergeneracional.

El vídeo, titulado 1973ko greba orokorra, langile mugimenduaren motor/huelga general de 1973, motor del movimiento obrero, ha dado paso a un coloquio con estos dos testigos de aquel episodio, acompañados de dos integrantes de Kontseilu Sozialista Iruñerria, Manex Mailharin y Adam Radomski. "Hay que recordar los avances de la clase trabajadora como ocurrió con la huelga de Motor Ibérica, para aprender de ello y aplicarlo en el presente y en el futuro", ha explicado Manex.

Qué sucedió en 1973

El documental comienza con Andoni Zaro, que formó parte del jurado de empresa de Motor Ibérica -el precedente de los actuales comités-. En el polígono Mocholi, observa las instalaciones del antiguo fabricante de cosechadoras, superficie que ahora ocupa Mitsubishi Logisnext Europe.

La plantilla estaba compuesta por más de 200 personas, y "bastaba dar unas palmas para avisar de la convocatoria de una asamblea en la fábrica", recuerda Zaro. Las movilizaciones comenzaron por un conflicto con la paga de final de campaña. Dos años antes la dirección se negó a abonarla, y cuando finalmente cedió en 1973, indicó que solo iba a pagar esa extra a los representantes de la plantilla.

Eso desencadenó el paro de la actividad en la fábrica el 8 de mayo. "O la cobrábamos todos o ninguno", rememora. A partir de ahí, la pelea entre los trabajadores y la dirección se convirtió en una sucesión de sanciones, asambleas, votaciones, cartas de despido, intervenciones de la Guardia Civil e intentos de la multinacional por retomar la producción, llevarse material, o sustituir a los trabajadores.

El bar Descanso en Noáin -ya desaparecido- era el lugar de reunión de estos empleados para confeccionar cada acción.

El 12 de junio de aquel año catorce camiones vacíos llegaron a Motor Ibérica para cargar la maquinaria y desmantelar la empresa. La plantilla se organizó e invadió la carretera que une Noáin con el polígono para evitar el paso de los tráliers. "Cómo llovía aquel día. Parece mentira que 50 años después mantenga ese recuerdo", destaca Andoni Zaro en el documental. La Guardia Civil dispersó la protesta, y la plantilla activó su plan B: encierro en la Iglesia El Salvador de la Rochapea.

El 13 de junio unos 30 trabajadores se desplazaron hasta la parroquia. "El cura estaba celebrando misa en ese momento, y expusimos nuestra propuesta: iniciar una huelga de hambre allí", detalla. Finalmente se quedaron cerca de 14 empleados. "Dormíamos en los bancos", relata.

Coloquio en Geltoki. En la mesa: Manex Mailharin, Adam Radomski, José Luis Díaz y Andoni Zaro. cedida

El jueves 14 la noticia se difundió por el resto de fábricas, empresas, comercios... "y los trabajadores comenzaron a parar por solidaridad", destaca. Así se produjo la primera huelga general de Navarra en el régimen de Franco hasta el 26 de junio.

José Luis Díaz resalta en el documental que empresas e instituciones comenzaron a presionar a Motor Ibérica para que solucionara el conflicto.

Homenaje a Alberto Díez Lasarte

Los trabajadores exigieron readmitir a los despedidos, y aquella paga -origen del conflicto- quedó en un segundo plano. "En aquella época era imposible que una empresa aceptara la incorporación de personal despedido. Por ese motivo, esta huelga fue un triunfo", remarca José Luis Díaz.

Motor Ibérica se comprometió a realizar esa reincorporación, excepto a 15 miembros del jurado -el comité de empresa-. Siete de ellos finalmente fueron aceptados nuevamente en la organización, otros cuatro fueron recolocados en Authi -actual VW Navarra-, tres encontraron empleo en otras compañías y uno falleció -Alberto Díez Lasarte-.

En homenaje, sus compañeros elaboraron un obituario que repartieron por "toda Pamplona", incide Andoni. Con ese recordatorio entre sus manos concluye el relato de aquella gesta que sigue viva 50 años después.

Un paseo por la historia reciente

En el documental, José Luis Díaz Monreal, extrabajador de Potasas e historiador, ahonda en la trayectoria del movimiento obrero en Navarra durante la dictadura. El sindicato vertical operó durante 40 años como aparato del régimen, y quedaron en la clandestinidad el resto de organizaciones. Las Comisiones Obreras surgieron en este periodo para defender a la clase trabajadora pero eran perseguidas por el dictador. Díaz cuenta que "las Comisiones Obreras, que nada tienen que ver con las siglas actuales, agrupaban realidades sindicales minoritarias para estructurar el movimiento obrero en Navarra". En 1970 "echaron un pulso al sindicato vertical fascista de Franco", relata, y en 1971 se produjo "la primera huelga importante" en la Comunidad Foral. El régimen detuvo a 24 líderes de las Comisiones Obreras para descabezar el movimiento, "con torturas y vulneración de derechos, originando una oleada de solidaridad en Pamplona". 1971 y 1972 fueron años de menos conflictividad, que aprovecharon los trabajadores para reorganizarse, y así en 1973 impulsar nuevamente "la lucha", concluye José Luis Díaz.