El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió ayer de que los gravámenes al carbono, o carbon pricing, son un instrumento “central” dentro de la estrategia para descarbonizar la economía y que el retraso en su implementación efectiva podría incrementar la deuda pública entre ocho décimas y 2 puntos del PIB por año.

El documento publicado ayer por el FMI ha afirmado que los impuestos al carbono son “necesarios”, pero que, por sí solos, no son “suficientes” y deben ir acompañados de incentivos, subsidios verdes y estándares regulatorios más ambiciosos. Por otro lado, dichas ayudas deberán estar bien planificadas e implementadas para evitar “distorsiones indeseadas al comercio” y “carreras de subsidios” entre estados.

El FMI avisó de que afrontar el cambio climático requerirá de “una transformación económica radical”, que comportará costes y beneficios desiguales para empresas, regiones y países. En cualquier caso, el organismo sostuvo que la transición ecológica necesitará de “fuertes complementariedades entre actores públicos y privados”, y ha indicado que las actuales políticas comprometidas “se quedarán cortas” y no cumplirán con los objetivos del Acuerdo de París de limitar el alza de las temperaturas a 1,5 grados respecto de la época preindustrial. En este sentido, el FMI advirtió del alto coste para las cuentas públicas derivadas de inversiones a energías renovables.