Ahora que el DRAE ha admitido nuevas palabras, incluidas dos futboleras -VAR y crack-, hay que reconocerle al fútbol -al español, pero muchísimo más al americano (Cementerio de canelones ha llegado para quedarse)- sus aportaciones al castellano y hasta su manera de revitalizar palabros casi en desuso -caracolear, prolegómenos...-. Pero para que no se venga muy arriba, también habrá que criticar su costumbre de convertir algunas expresiones en lo contrario de lo que hasta ahora significaban. Como el disparate físico de meter un gol a balón parado. O usar cuerpear como entrar en contacto con un rival cuando es “esquivar un golpe moviendo el cuerpo”. O encimar como presionar a un adversario cuando es poner algo encima de algo. O eso del taconazo con unas botas que no tienen tacones (¿tan difícil era llamarlo talonazo?). ¿Y por qué eso de peinar un balón cuando resulta obvio que es el balón el que peina al futbolista?