Recomenzamos, con la nueva temporada, estos silbidos, con la doble intención de divulgar el conocimiento de las Reglas de Juego y favorecer el espíritu del fútbol limpio, poniendo por delante el viejo dicho de “Predica que algo queda”. Pues vamos a ello.
El inicio de las ligas en las diferentes categorías hace que suenen lejanos los ecos de las competiciones veraniegas de la Eurocopa y los Juegos Olímpicos, a pesar de ello no me resisto a hacer algunos comentarios.
Hemos visto en la cita olímpica como casi todos los deportes han asumido medios técnicos para auxiliar en la toma de decisiones a sus árbitros. Ya no se trata sólo de deportes de equipo como el baloncesto, el hockey o el balonmano, sino que ya vemos como un duelo de esgrima o un combate de taekwondo detiene su trascurrir para valorar, con el auxilio de las maquinitas, la decisión arbitral a tomar. La conclusión es clara: se debe abandonar toda esperanza, por parte de los escépticos, sobre cualquier vuelta atrás en el uso del VAR en el fútbol.
Ha resultado destacable cómo en los partidos de fútbol el tiempo de recuperación se alargaba a veces de manera un tanto exagerada y precisamente en uno de estos alargues se produjo la jugada diabólica: el partido Marruecos- Argentina llegaba con 2-1 al minuto 90 y el árbitro concedía quince minutos de recuperación justificados en alguna invasión de público y otros abundantes incidentes. Trascurridos 12 ó 13 de esos minutos, Argentina marca un gol y los aficionados marroquís invaden el terreno, el árbitro interrumpe el juego, se desaloja al público del estadio y, trascurridas casi dos horas, el árbitro revisa el VAR e invalida el gol por fuera de juego. A pesar de los sapos y culebras proferidos por los argentinos, la decisión es correcta porque un partido no puede acabar sin que el VAR chequee todas las incidencias.
Sobre las nuevas disposiciones reglamentarias para esta temporada tendremos tiempo de analizarlas pero haremos una referencia ahora a ese papel exclusivo del capitán para pedir y recibir explicaciones sobre decisiones arbitrales, es de esperar que esto evite esos arremolinamientos tan poco estéticos de los jugadores reclamantes.
Y sobre este tema haré dos precisiones: la primera, e importante, es que el capitán puede pedir explicaciones y esto no debe confundirse con protestar y la segunda es que cuando el capitán sea el portero del equipo se deberá designar a otro jugador para ejercer ese papel de interlocutor, evitando al guardameta desplazamientos de punta a punta del campo.
*El autor es responsable de Formación del Comité Navarro de Árbitros.