Al cardo del sol o ‘eguzkilore’, en euskera, le persigue la leyenda de haber sido utilizado para espantar a las brujas. Según estos sucesos fantásticos, las mujeres hechiceras se entretenían contemplando la flor seca del cardo y contaban sus espinas y pelillos hasta el amanecer, cuando con los primeros rayos de sol emprendían despavoridas la huida a sus escondrijos. Hoy en día, la hermosa flor de color amarillo se coloca en las puertas de las casas y caseríos a modo decorativo. 

Eguzkilore es también el nombre con el que se conoce un caserón de la pequeña localidad de Laukiz, en la comarca vizcaína de Uribe-Butrón, cuna del poeta y escritor vasco Esteban Urkiaga ‘Lauaxeta’ capturado y asesinado por las tropas franquistas en 1937. Conozcamos con precisión y detalle la casa rural Eguzkilore, una vivienda de factura vasca que cautiva a los ojos por su entorno arbolado y sorprende al visitante con sus instalaciones deportivas.

  • El guardián de la tradición

El edificio conserva perfectamente la arquitectura tradicional del país en una casa sin mayores florituras que la de la combinación de la piedra y madera. El interior juega con paredes de colores de tonos pastel, azulados y hasta violetas sin perder la esencia rústica. Antiguo pero moderno. Un grupo de vacas pastan con frecuencia en el monte, al otro lado de la valla del terreno contiguo. Frente al frenesí urbano, el sosiego rural. El silencio. La señal inequívoca de que estamos en plena naturaleza agreste, que se mantiene en sus trece, ajena a la voraz urbanización de la costa y del área metropolitana de Bilbao.

Uno de sus principales reclamos de este alojamiento es su piscina.

Uno de sus principales reclamos de este alojamiento es su piscina.

  • Coqueta piscina

Para aplacar los sofocos del verano, nada más refrescante que darse un chapuzón en una piscina. Situada en uno de los laterales de la casa, la de Eguzkilore tiene forma semicircular y dispone de varias hamacas a su alrededor sobre una extensión de césped. Las piscinas contagian alegría, el olor a crema nos transporta a la infancia. Los bañistas se suelen saludar relajados y sonrientes. Si alguna vez se hicieron como alternativa exprés a la playa, no será por piscinas como la que nos ocupa. Es de andar por casa, pero tiene mucho encanto.   

  • Tres plantas

Cada altura de la casa es un mundo, como si tuvieran su propio ecosistema y fueran a su bola. Un ejemplo: en la planta baja se cocina, en las de arriba se duerme. El comedor es hermoso y en la mesa alargada, como de sidrería, se pueden juntar hasta diez comensales. Desde aquí se tiene acceso directo al jardín. En el porche muchos clientes optan por tomar su desayuno mientras la brisa balancea la hierba, a ras de suelo. Las habitaciones se encuentran en el primer piso (tres dormitorios dobles con posibilidad de añadir camas supletorias) y en el ático, territorio acotado para las dos ‘suites’ con bañera de hidromasaje. Desde la planta superior las vistas son espectaculares. 

“Mi mujer y yo decidimos cambiar de vida para trasladarnos a vivir en plena naturaleza”

Xavier Giralt - Casa rural Eguzkilore

  • Polideportivo

El que no se entretiene es porque no le da la gana. Se pueden asar verduras y carnes a la parrilla en la barbacoa del porche. La zona deportiva convence por su variedad: hay una cancha de baloncesto con dos canastas, una pista de voleibol, un campito de fútbol sala sobre un césped finísimo, hasta se puede hacer el cafre saltando sobre una cama elástica… Si llueve, todo el mundo al salón de juego. Los mayores pueden descansar y sentarse a ver la televisión; los jóvenes tienen el ping-pong a mano para una repetición continua e incansable de partidos. En las mesitas del salón, las familias se retan en los juegos de cartas. 

  • Cumpleaños feliz

De lunes a jueves, en Eguzkilore se pueden soplar las velas de la tarta de cumpleaños en un espacio abierto y privado en el que, como señalan desde el negocio hostelero, no estaremos pendientes de “los ruidos y las molestias que se puedan ocasionar a los vecinos”. La ansiada libertad. En un lugar tan espacioso, con canchas deportivas, barbacoa y piscina, hay un amplio abanico de posibilidades. En caso de duda, conviene seguir las aportaciones que se realicen desde la propia casa rural.   

“Nuestros aitas construyeron esta casa en Laukiz desde cero y aquí es todo tranquilidad”

Eli Giralt - Matemática

  • Turismo rural-religioso

En los alrededores de Laukiz toparemos con la iglesia de San Martín, del siglo XVIII. Desde la modesta cumbre de Umbe (301 metros) las vistas de la comarca son preciosas. Hay quien asegura que el agua del manantial está bendecida por la virgen, pero estas apariciones marianas nunca han sido confirmadas. El santuario del monte bien merece una visita. 

  • Tan cerca

No hace falta desviarnos por carreteras perdidas y rutas imposibles para llegar a nuestro destino. Laukiz brinda la oportunidad de compaginar el descanso rural con rápidas escapadas a Bilbao (23 kilómetros) o a las playas de Plentzia y Gorliz (10 kilómetros. El aeropuerto de Sondika queda a unos muy asequibles 14 kilómetros.