Según los datos demográficos del Instituto de Estadística de Navarra (NASTAT), el Pirineo navarro ha perdido en los últimos 20 años un 23,60% de población, pasando de 6558 habitantes en 2000 a 5010 en 2020. En lo que se refiere a la zona de los valles de Aezkoa y Erro y los municipios de Luzaide/Valcarlos, Orreaga/Roncesvalles y Auritz/Burguete, la pérdida es de un 18,75%, pasando de 2751 habitantes en el año 2000 a 2235 en el año 2020.

Sin embargo, este dato, que responde a un índice alto de envejecimiento y éxodo hacia la ciudad, es más acusado al observar el caso individual de Aribe, que ha pasado de tener 60 habitantes en 2000 a tener 33 habitantes, lo que supone una pérdida del 45% de población. Tampoco se queda atrás el pueblo de Orbara, que ha pasado de 58 a 33 habitantes en sólo 20 años, lo que supone una pérdida del 43,10%.

Por el contrario, en 2019 hubo en esta zona 17 nacimientos, una buena noticia que muestra un halo de esperanza, aunque nada tiene que ver con los datos de hace 50 años, cuando nacieron 46 niños. Además, el año pasado no hubo ningún nacimiento en seis municipios (Hiriberri, Orreaga, Orbara, Garaioa, Aribe y Abaurrepea/Abaurrea Baja), algunos de los cuales llevan 30 años sin ver nacer ningún niño.

Estas estadísticas no muestran un futuro muy halagador para los próximos años y más teniendo en cuenta que no siempre reflejan la realidad de la cantidad de personas que viven a diario (un alto porcentaje está censado en el Pirineo, pero reside en Pamplona). Sin embargo, el trabajo que las entidades locales y la Mesa del Pirineo están realizando en los últimos años para paliar la lacra de la despoblación, parece que va dando sus frutos, aunque de manera muy pausada.

Cabe resaltar que en Aurizberri-Espinal, Auritz-Burguete y Garralda se están acondicionado viviendas en alquiler para jóvenes con la intención de asentar población, además de que se percibe una ligera tendencia al alza de personas que se quedan a vivir en esta zona rural. Asimismo, poco a poco se va desplegando la fibra óptica y, en el caso de Aribe, se está construyendo un espacio coworking con unas oficinas y un supermercado-cafetería.

ESPERANZA El presidente de la Junta de Aezkoa, Karlos Bueno, se muestra optimista con los pasos dados en la Mesa del Pirineo, “Ninguna administración hasta ahora había apostado por el Pirineo. Se están poniendo medidas correctoras a todo ese desequilibrio, pero se requiere trabajar más deprisa”, afirma. En efecto, a su parecer, las necesidades urgentes son consolidar el trabajo y la vivienda, ya que “queremos que se atraiga a gente, con raíces o no, a vivir en el Pirineo”. “El primer sector siempre ha sido un puntal importante y estamos a la espera de si esa reforma de la PAC viene para el que realmente trabaja en el campo. Además, también estamos esperando a ver si se pone en marcha la Ley de Administración Local, que nos dio un aire más de ilusión. Todo eso, junto con el trabajo desde zona, nos daría un atisbo de esperanza”, expresa.

Para Enrique Garralda, alcalde del valle de Erro, también es primordial asegurar el empleo y la vivienda. “Si no se trabajan esos temas, la población se acomoda y se acabará yendo a Pamplona. Si la gente joven no tiene dónde quedarse y si no hay niños, el Pirineo se muere”, dice.

Como ejemplo, destaca el caso del pueblo de Erro, que se mantiene de manera estable con una población de 138 habitantes, entre los cuales hay varias familias jóvenes con hijos. “Promocionamos 20 viviendas donde ahora viven unas 18 familias. Con la empresa Magna, el modelo D y el comedor en la escuela, muchos se han quedado a vivir aquí”, asegura Enrique.

Asimismo, la tercera pata para combatir la despoblación según el alcalde es el tema de las comunicaciones. Siendo consciente de que el valle de Erro es, entre los pirenaicos, el más cercano a Pamplona (40 km), ve fundamental retomar el proyecto de túneles de Erro y Mezkiritz, que ahora está paralizado. “Los puertos son un hándicap con la orografía que tenemos y la gente joven aguanta yendo y viniendo a Pamplona, pero muchos optaron por irse en su día. Si tuviéramos los túneles, tendríamos más oportunidades”, comenta.