Apenas le quedaba una semana a la familia residente en Fitero que ha sufrido el suceso de este mediodía para comenzar sus vacaciones de verano. El próximo lunes 31 de julio iban a volver los cinco juntos a Marruecos para disfrutar con sus familias. El padre, que trabaja en la construcción, se ha acercado hoy hacia las 16.00 horas a su piso, el segundo izquierda de la calle Mayor, 95 de Fitero, un antiguo edificio en la calle principal de esta localidad rodeado por bares en su mayoría cerrados, para recoger algunas de sus pertenencias. Con rostro serio, sorprendido y compungido, con la expresión de quien aún no sabe qué está pasando, ha intentado entrar a su portal donde dos guardias civiles custodiaban la entrada. De hecho, se ha tenido que identificar como padre de los niños heridos para poder acceder ya que la puerta del portal ha tenido que ser forzada por la mañana y él no podía abrir con su llave. Mientras, a escasos metros, los periodistas hacían fotos del edificio.

Tras enterarse de los sucedido, y ser localizado por los servicios médicos de Fitero, ha viajado desde la localidad guipuzcoana de Hernani, donde en estos momentos estaba trabajando en la construcción. Al ser informado de lo sucedido al mediodía se ha dirigido directamente hasta los diversos centros hospitalarios y hacia las 16.00 horas llegaba por primera vez a su domicilio.

“Nos íbamos de viaje el 31 de julio”, ha señalado sin acertar a entender aún qué ha sucedido. Su mente prestaba más atención a los detalles sin importancia, incapaz de entender el suceso, mientras casi respondía con monosilábicos. Los dos agentes de la Guardia Civil le han ayudado a recoger la baca para equipaje que llevaba sobre el coche y que ya estaba preparada para cargar las maletas con la ilusión de ir a desconectar del trabajo y volver a su país para ver a sus parientes más cercanos.

La familia llegó a Fitero en el año 2019, poco tiempo antes de que en el año 2020 nos encerraran en el confinamiento, por lo tanto de los tres niños que tiene la pareja, el más pequeño, de 3 años, nació ya en Fitero. Residían en la localidad ribera desde hacía casi 5 años donde vive una amplia comunidad marroquí. De hecho casi enfrente de donde los pequeños acudieron a pedir ayuda existe una mezquita que se inauguró hace un año.