uede que, a simple vista, el viaje parezca ahora sólo un poco más impersonal. Algo más frío y casi como de otro mundo, por culpa de una rutina alterada en la que a las villavesas se accede por la puerta de atrás, ya no se puede pagar en metálico y los conductores, protegidos por plásticos y una mampara, permanecen casi completamente aislados de los viajeros, que siempre o casi siempre van con mascarilla y guantes.

Pero lo cierto es que, además, los autobuses están más limpios que nunca. Y aunque el servicio del TCC siempre se ha caracterizado por su higiene, hace ya días que ha extremado medidas no sólo para pasar la prueba del algodón, sino también para atajar posibles contagios.

La limpieza de las villavesas, igual que antes, se realiza todos los días. Ahora, eso sí, se lleva a cabo de manera más pormenorizada y tanto en la flota como en las cocheras y espacios comunes: vestuarios, lavabos, oficinas y taller, ordenadores e incluso teléfonos móviles. Se realiza en los vehículos que han dado servicio durante esa jornada y también en la previsión de flota que va a salir al día siguiente, tal y como avanzan desde la entidad, en un trabajo que supone además la elaboración de un informe nocturno coordinado con el departamento de tráfico.

La empresa de limpieza industrial DEYSE es la encargada de cubrir este servicio durante todo el año, una tarea que lleva a sus trabajadores, a diario, entre 20 y 30 minutos, aunque depende del tipo de autobús, si es rígido o articulado. Se friegan los suelos y se desinfectan todas las barras, los asideros de los asientos, el salpicadero del puesto de conducción o la máquina validadora, entre otros espacios. Esta higienización se lleva a cabo con un material desinfectante específico que tiene un alto componente de alcohol, indican, que suministra la propia empresa. Se utiliza para estas cuestiones y sirve para desinfectar, también, espacios como aeropuertos y hospitales.

Además de la protección que se consigue con la desinfección del vehículo, desde la Mancomunidad han implementado nuevos protocolos que suponen también el suministro individual de gel hidroalcohólico para la higienización de manos y otro de un compuesto jabonoso desinfectante para que cada conductor aplique a su puesto de trabajo antes del cambio de turno. Hay actualmente una reducción de la flota del 50% aproximadamente, que se ha reforzado con un 30% más de personal contratado, según avanzan.

Desde el comité de Prevención de Riesgos Laborales (ELA), Maite Beorlegui valora todas estas medidas de prevención y desinfección como algo "muy positivo", aunque asume que "se ha tardado tiempo en aplicarlas y el proceso ha sido lento". Tal y como explica, ya el pasado 12 de marzo se creó un comité "especial" para afrontar la crisis del coronavirus, y los propios trabajadores impulsaron muchas de estas iniciativas. "Son buenas para todos pero creemos que caben muchas mejoras, sobre todo en los plásticos que hemos instalado en la parte de la cabina y que nos separan de los pasajeros. A veces se despegan, deberían ser más rígidos porque aunque el flujo de viajeros ha disminuido considerablemente -también se ha suprimido el servicio nocturno de los viernes y los sábados-, parece que esto va para largo", lamenta.

Desde el comité agradecen también la instalación de baños en diferentes puntos de la ciudad, "aunque es una medida que veníamos demandando desde hace tiempo" pero echan en falta, sobre todo, guantes y mascarillas, "que aunque ya se han pedido, todavía no disponemos de ellas y creemos que es algo básico".

Cocheras y zonas comunes. La desinfección se lleva a cabo en las villavesas, cocheras y zonas comunes como los vestuarios, lavabos, oficinas y taller, ordenadores e incluso teléfonos móviles.

Producto específico. Lahigienización la lleva a cabo la empresa Deyse con un material desinfectante específico que tiene un alto componente de alcohol.