Las fotografías anteriores a la intervención mostraban un espacio invadido por la maleza. Era tal que de la propia muralla había brotado un árbol de considerables dimensiones por encima de la puerta de acceso al patio, que durante años fue utilizado como aparcamiento para las máquinas que se utilizan para el mantenimiento de la Ciudadela. Juanma, Anai, Lur, Darío, Rubén, Andoni, Unai y Xabi, dirigidos por los monitores Xabi Moreno y Asier Pérez, han sido los responsables de que el lugar haya cambiado totalmente de aspecto, hasta tal punto de que los responsables municipales bajaran varias posibilidades para que el público tenga acceso a los restos rehabilitados del Baluarte de la Victoria, uno de los siete con los que cuenta la fortificación.

Los ocho jóvenes, junto a otros siete que ya han encontrado trabajo, forman parte de la Escuela Taller de Cantería, que recibió el encargo de acondicionar esta parte de la Ciudadela. Cabe recordar que esta iniciativa formativa municipal está cofinanciada por el Servicio Navarro de Empleo.

Se ha desarrollado desde junio y los alumnos tuvieron que rejuntar los muros y limpiar 525 m2 de lienzo de muralla de vegetación y de pintadas, utilizando en este último caso chorros de agua a presión controlada.

En la parte superior de la puerta de acceso al patio, tras retirar la vegetación, desmontaron la coronación del muro de la que finalmente se pudieron recuperar todas las piedras al no haber ninguna fracturada. Los alumnos levantaron las cuatro hiladas que estaban movidas por el empuje de las raíces de los árboles, y una vez retirada de ese espacio la vegetación no adecuada, se volvieron a colocar las piedras, usando hormigón ciclópeo para garantizar su estabilidad.

Las sorpresas vinieron cuando los trabajos bajaron al suelo. Tras eliminar la vegetación que cubría los 280 m2 del suelo del patio y retirar los 20 centímetros de tierra vegetal, se realizaron dos hallazgos. El primero fue la aparición del pavimento original de cantos rodados de río que en esta intervención se ha limpiado, y al que se le han saneado las juntas y repuesto piezas en algunas zonas. La segunda sorpresa fue la existencia de dos arquetas de piedra bajo las que había una canalización, tipo mineta, de dimensiones variables (aproximadamente 80 cm de alto por 60 cm de ancho).

una cámara a la galería Con una cámara móvil de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona pudieron comprobar que uno de los ramales salía hacia el exterior de la muralla y que el otro se metía al interior del recinto fortificado. Al parecer esa galería podría ser de la misma fecha de la ejecución de la Ciudadela y entre los usos posibles que se barajan para ella está el que hubiera servido para la canalización de las aguas pluviales interiores del recinto fortificado.

Como se preveía en el proyecto de intervención, en el túnel que permite acceder a la casamata contigua al patio se ha colocado un pavimento, también de canto rodado y se ha adecuado un pasaje de poco más de tres metros de largo y con pendiente, que acaba en un elemento de rejería.

La Ciudadela cuenta con siete patios bajos, tres que se han mantenido en un estado de conservación adecuado y cuatro en los que se ha tenido que intervenir, el último de todos el visitado hoya. Del conjunto, tres tienen salida a los fosos, es decir mantienen puertas en sus extremos. Pese a que dos de los patios durante mucho tiempo estuvieron en uso, hoy sólo se visita uno y siempre dentro de los recorridos guiados que organiza el Consistorio. El término casamata o búnker se refiere a las estructuras de tipo militar destinadas a albergar algún tipo de arma defensiva.

Los representantes municipales presentes en el acto agradecieron la labor de los alumnos y de la Escuela de Taller responsable de su ejecución.