- El deseo de ser útil y hacer algo que le motivara le llevó a María Bariáin Úriz (Pamplona 1996) a elaborar un Trabajo de Fin de Grado (TFG) práctico, que se pudiera aplicar a la sociedad en algún momento. Y aquella decisión le llena ahora más si cabe de alegría.

Graduada en Magisterio de primaria por la UPNA, máster de psicopedagogía en la UNIR (La Rioja) y en la actualidad cursa la especialidad de Pedagogía Terapéutica (PT), también en la UPNA, desarrolló con 20 años un método en internet para observar y seguir de manera coordinada entre la escuela, la familia y la asociación Asociación Navarra de Autismo (ANA) el comportamiento y los progresos de los niños y niñas autistas.

Se trata de trabajar de manera conjunta. A los tres agentes se les ofrece un correo y una contraseña y a través de pictogramas se anotan sus capacidades y las cinco competencias básicas: emocional, comunicativa, social, matemática y psicomotora, y además, en la escuela las asignadas al curriculum.

"Mantener la comunicación es fundamental porque si se trabaja con los mismos objetivos, el trabajo es mucho más efectivo y se gana en el resultado", argumenta convencida.

Fue precisamente esta carencia de falta de comunicación la que percibió María en el verano de 2016, cuando estaba en segundo curso de carrera y comenzó su voluntariado en la Asociación Navarra de Autismo (ANA). Cuenta esta con escuelas de verano y Navidad para atender el aprendizaje de los menores en periodos no lectivos. "El contacto con un niño de cinco años al que atendía y mi relación con su familia me hizo ver las dificultades de comunicación que tenían con el colegio, y ya entonces pensé en hacer algo para mejorar esta situación", recuerda la joven .

El voluntariado respondía a las ganas de María por aprender y por darse a los demás. La universidad se le hacía muy teórica y reconoce hoy que aquel verano aprendió "más que en dos años de carrera". Cuando llegó al final, no le convenció ningún TFG. "Por la misma razón. Yo no quería hacer un trabajo para que se quedara guardado en un cajón, sino que fuera algo que se pudiera poner en práctica. Lo que vale es la práctica. La educación es un hábito, un aprendizaje continuo. El mejor estudiante no es a veces el mejor profesor", reflexiona María.

Para lograr su objetivo ella buscó "al mejor". Fue a la búsqueda de su profesor de psicología, Fernando Trébol y le propuso hacer este protocolo que él mismo dirigió."Su ayuda fue fundamental porque creyó en mi proyecto que yo creo que conecta bien con su deseo de mejorar la sociedad, y pude contar con él en todo momento", reconoce agradecida.

Al finalizar la carrera, María llevó a cabo un voluntariado en una escuela finlandesa en Vaasa donde ejerció como maestra y trabajó además con refugiados. Allí conectó con su mentor que trabajaba por visibilizar la discapacidad menos visible, como el autismo. Tradujeron el protocolo y hoy es el día que se ha puesto en marcha en esa escuela de Finlandia.

Además, se ha utilizado de manera piloto con un caso de autismo en la ikastola de Sangüesa, ya que Fernando Trébol, vinculado al centro, se ha apoyado en él. "La idea es que se utilicie allí donde interese". El protocolo está en castellano y en euskera, y traducido al sueco y al finés.

Una vez completada la información de los tres perfiles (familia, escuela y asociación) se descarga en un pdf y cada uno de ellos puede ver el perfil completo. "De este modo es más fácil planificar objetivos específicos para ese menor. Se puede volver a revisar el protocolo y seguir completando la información a través de items. Es muy sencillo, basta clicar en los items, si cumple o no cumple", explica la maestra.

Alude a la realidad que nos toca vivir y considera que en esta crisis sanitaria su protocolo habría sido de gran utilidad. "Si se hubiera tenido la información, se habrían podido comunicar en la distancia, a pesar del confinamiento, porque si bien es cierto que han podido salir, los alumnos con TEA perdieron las rutinas que son muy importantes para ellos y han retrocedido", subraya.

La joven maestra, que siempre quiso serlo, tiene claro que será algún día profesora de Educación Especial. Es todo lo que desea. En prácticas conectaba con la dificultad, es vocacional total. "Ayudar es como un estilo de vida para ser feliz", expresa con ilusión y generosidad contagiosa dibujada en su rostro y en su amplia sonrisa.

"Siempre me he sentido atraída por la dificultad y creo que ayudar es como un estilo de vida para ser feliz"

Maestra