Pamplona vestía sota, caballo y rey. Por las calles predominaba "lo clásico de toda la vida", prendas muy determinadas con una gama cromática delimitada: marrones, grises, azules marinos y, a lo sumo, se vislumbraba algún granate. Nada se salía del guion preestablecido. Hasta el 18 de marzo de 1982.

Ese día, Jesús Martínez levantó la persiana de Cristal, establecimiento y de ropa inédito que revolucionó la ciudad. "Abrimos un tipo de tienda que no se había visto en Pamplona hasta el momento. En ningún sitio había nuestro estilo de ropa de mujer porque la diseñábamos nosotros. Metimos colorido, vida a las prendas e innovación. Me atrevería a decir que el concepto de ropa que ahora está en la calle es el que más o menos diseñamos nosotros hace 40 años", defiende Jesús, encargado y dueño de Cristal, que el año siguiente, en 1983, inauguró Tierra, la tienda de ropa de caballeros. "En hombres, también era todo muy clásico", incide.

Cristal, y posteriormente Tierra, realizaron la revolución en tres vertientes. En primer lugar, con un estilo muy colorido que ideaba Jesús, que previamente había trabajado en una empresa de punto. "En los inicios, diseñábamos el 90% de las prendas con mucho tejido en tinte para tener muchos colores. Luego, un fabricante amigo mío, que tenía un taller en Alagón -un pueblo en la provincia de Zaragoza-, nos confeccionaba la ropa. La marca era Tractor", recuerda el propietario. En la actualidad, ya no esbozan el género, pero mantienen el toque de distinción. "He dejado de diseñar porque no se dan las condiciones, en España es muy difícil. Pero seguimos buscando lo que queremos y hablas con los proveedores para que te traigan modelos y colecciones especiales. No diseño, pero doy mi opinión a los fabricantes", subraya.

Cristal y Tierra también impactaron entre los pamploneses con sus escaparates, un elemento poco común que aún no formaba parte de la iconografía visual de la ciudad. "Por ahí no se solía enseñar mucho la ropa. Fuimos de los primeros en mostrar nuestras prendas a través del escaparate. No éramos ni mejores ni peores, montábamos escaparates muy diferentes y por ahí colocábamos las prendas", resume sencillamente. De hecho, la Cámara de Comercio de Navarra ha premiado en diversas ocasiones la decoración y puesta en escena de Tierra y Cristal.

Jesús llegó a innovar hasta en el embalaje y creó bolsas propias. Además, para rizar más el rizo, debían guardar una estrecha relación con el nombre de las tiendas. La de Cristal es de plástico transparente, con dos asas y deja ver la ropa comprada "porque quería montar un negocio que fuese transparente al público. De ahí, el nombre, la bolsa y la importancia del escaparate", explica. En el caso de Tierra, recrea un saco de pienso. Para rematar, también jugó con los nombres. "Cristal es masculino, y la tienda es femenina, y Tierra es femenino y ofrecemos ropa para hombres. Íbamos al revés de todo lo establecido", bromea.

CLIENTELA FIEL La clave del éxito para alcanzar las cuatro décadas de historia, resistir al envite de la pandemia y superar las sucesivas crisis que el comercio local padece desde hace más de una década reside en la tenacidad, la capacidad de renovar el armario y la fidelidad de la clientela. "Hemos aguantado porque, en cuanto abrimos, vinieron a comprar. Se han portado muy bien con nosotros. El día que no haya esa amistad con el cliente, el pequeño comercio se cae", avisa.

Por ahora, la lealtad es firme ya que mantienen clientes desde los inicios y, en algunos casos, visten a tres generaciones de una misma familia. "Por aquí han pasado madres, hijas y ahora, nietas", indica.