Carmen López de la Fuente estudió Enfermería en Bilbao (Basurto), de donde era originaria. Trabajó en este hospital y en la Cruz Roja. Conoció el Opus Dei, al que se incorporó en 1958. Se trasladó a Pamplona por petición del fundador de la Universidad de Navarra, san Josemaría Escrivá de Balaguer, hacia 1959, para contribuir en la puesta en marcha de la Clínica Universidad de Navarra.

Carmen fue un auténtico pilar en los comienzos de la Enfermería, desde los pabellones cedidos por el Hospital de Navarra en los orígenes, hasta el traslado a la Clínica según iban avanzando las obras de construcción. Compatibilizó la Dirección de Enfermería con los cimientos del servicio de Dietas, de modo que fuera tan diferencial para el paciente como siempre ha sido.

Muy inquieta profesionalmente, fue incorporando y proponiendo mejoras en las técnicas y modos de hacer y llevar a la práctica la Enfermería asentando un modelo de trabajo que pusiera en valor las competencias profesionales y el cuidado humano e integral del paciente y su familia. Como ella dijo en una ocasión, "la hospitalización puede suponer cierta desorientación para los pacientes, que se encuentran un poco perdidos en un ámbito que no es habitual para ellos. Mi experiencia me ha demostrado que les alivia enormemente el encuentro con las enfermeras, por nuestra atención personal, en todos los sentidos. En concreto, para mí es muy importante el primer encuentro paciente-enfermera, porque de él depende la relación posterior. Por eso, procuraba cuidarlos sabiendo lo que supone para ellos contar con una persona que no les va a dejar".

Hasta 1967 dirigió toda la Enfermería de la Clínica y de 1967 a 1979 se centró en la supervisión general y organización de las plantas de hospitalización, que iban aumentando poco a poco.

De carácter fuerte y enérgico, compatible con su natural categoría y elegancia humana, alcanzó un enorme prestigio y peso entre el personal médico de la Clínica. Con el tiempo, muchas personas recuerdan su valía y su gran exigencia, y también su simpatía y su capacidad para acoger a todos quienes le rodeaban. Hacía que las personas se sintieran queridas y ayudadas.

En 1980 dejó la Dirección de Enfermería y siguió colaborando como supervisora en temas de gestión y reorganización de servicios, aportando datos relevantes para posteriores estudios de calidad y optimización de recursos. Gracias a su dominio del inglés, también cubrió un papel muy importante coordinando la atención de pacientes que venían de diversos lugares de España y del extranjero, facilitando la agilidad en los procesos y ocupándose personalmente de proporcionar todo lo que necesitaran.

Se jubiló en junio de 1996. Las supervisoras de la Clínica que coincidimos con ella siempre la recordamos con gran afecto. En 1991 había recibido la medalla de Oro de la Universidad de Navarra en reconocimiento al trabajo desarrollado durante tantos años. 

(*) Antigua directora de Enfermería de la Clínica Universidad de Navarra.