Martes y miércoles que viene se va a repartir, gratis, el calendario municipal de Pamplona para 2025, con lo que es muy probable que en las imágenes de los satélites que ese día orbiten el planeta se observe sin mayor problema la cola que se va a formar en el ayuntamiento para recoger el sacrosanto calendario. “Nada, los de Pamplona haciendo cola” dirá uno de los responsables de controlar el Starlink de Elon Musk. “Ah, vale, sí, no me acordaba”, contestará otro.
"Luego ya en primavera viene la cola de Pastas Beatriz y en verano ya las de Larramendi y la de renovar el abono para los toros. Me río yo de la muralla china. Esto sí que se ve desde allá arriba. Gente de tradiciones la pamplonesa. ¡Viva San Fermín, Michael!”. “¡Viva San Fermín, Woody!”. Lo cierto es que el ayuntamiento, imagino que un intento por descargar la cola, va a repartir el calendario en varios lugares de la ciudad, como Civivox y centros comunitarios, tarea en la que va a ayudar personal de Anfas y Tasubinsa, esas empresas fantásticas que consiguen milagros para las personas especiales que forman parte de sus equipos.
Pero, qué quieren que les diga, a mí ya la imagen de la cola, con sus centenares de personas en la cuesta de Santo Domingo esperando a llegar a la trasera del ayuntamiento a llevarse sus dos ejemplares –son 2 máximo por persona– ya me parece patrimonio de la ciudad, con lo que alabo el gusto de repartir en más sitios pero al mismo tiempo reconozco que tengo el deseo morboso de que se repita la escena. No sé, hubo un tiempo que quizá sea cercano pero que noto muy lejano en que esta clase de exhibiciones de casticismo local me daban como grima, pero a día de hoy –ni nunca, claro– quién soy yo para decirle a nadie dónde invertir su tiempo, helarse el moco y con qué motivo. Solo espero que les respete el clima y no llueva y que salgamos guapos en las imágenes de los satélites.