Esta mañana me he desayunado con las movilizaciones de BSH, los antidisturbios policiales desalojando a los currelas de la fábrica haciendo piquetes a camiones de suministro en Esquíroz. Me quedo con las caras de los currelas, con ese desafío a cámara que te está diciendo algo así como ‘Doy la cara porque no tengo nada que perder. Porque tengo un crío y me quedo en la puta calle’. Trabajadores que llevan años en el tajo y ven un futuro laboral más que incierto.
Y entre tanto me venía a la cabeza el reportaje que publicó hace poco mi compañera Sagrario Zabaleta sobre los 50 días de paro en Potasas hace nada menos que 50 años. “La huelga que supuso nuestros despidos, pero la subida salarial de 5.000 pesetas que reivindicábamos fue aplicada”, admitía Eusebio Pérez, minero y pulidor a sus 80 años. Pelearon por unos derechos laborales. Veían que la sociedad estaba anestesiada con jóvenes que no llegan a fin de mes y no pueden pagar un piso. Salir a la calle es lo que ha querido también la plantilla de Sunsundegui con la pancarta frente al Parlamento reclamando un plan de futuro para la carrecera.
Imagino a otros trabajadores del sector privado que enfrentan realidades muy distintas pero también difíciles. Los camioneros (las cuatro víctimas, dos hombres y dos mujeres, eran de origen búlgaro y checo ) que murieron el otro día al volante en un sector donde los trabajadores autónomos sufren el estrés y la fatiga, y registran altos índices de siniestralidad. Compañeras que trabajan de noche como vigilantes de seguridad para empresas con sueldos de miseria.
Los sindicatos están cañeros también en el sector público. Me pierdo un poco con sus demandas pero llegado a este momento algunas seguramente me resultan más lejanas. Piden más plantilla –hay mucho personal interino con grandes diferencias salariales–, evitar privatizaciones de servicios y más sueldo. Subidas para compensar el IPC al que ni de globo llegan a otras empresas. y con horario a reloj. Hoy publicamos que el gasto público en personal en la Comunidad foral se ha disparado desde 2019 hasta alcanzar los 1.938 millones anuales en 2024 (1.253 en 2018). Sin olvidar eso sí que en este sistema se incluye profesorado y personal médico y sanitario. Pero la brecha salarial está ahí.
Leo que los empleados públicos en el Estado español ganan –haciendo una media generalista– un 24% más que los del sector privado, triplicando la media europea. Normal que todos quieran ser funcionarios.... Entre informaciones cruzadas sobre la guerra de aranceles con Estados Unidos, ayer por la mañana escuchaba en la radio que los chinos ya tienen unos cargadores para coches eléctricos que en cinco minutos dan autonomía para andar 400 kilómetros, vamos como llenar un tanque de combustible. Y que la comisión europea está diseñando un plan de defensa militar en el que prevén invertir más de 800.000 millones de euros. Si esto explota por un lado o por otro quizás terminemos fabricando misiles. Y plantando tomates en kibutz.