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A PROPÓSITO

Jesús Barcos

Perfiles

PerfilesMariscal (Efe)

El rostro de Pedro Sánchez se ha afilado como si corriese el Tour de Francia, lo que no reconforta ni un ápice a quienes pagarían por verlo entre barrotes. En tiempos de safaris Sánchez es caza mayor, y la derecha escopetea con fruición torpona. Matarle políticamente para anestesiar al PSOE es una estrategia burda pero conocida, como la de radicalizar al PP para recuperar al elector de Vox, ese que cree que lo machote es votar a Abascal.

Tellado se estrena

¿Llegará entonces más pronto que tarde un Gobierno de corte incendiario? Es posible. Si bien el estallido que ha supuesto el caso Montoro gira en parte el relato imperante de estas últimas semanas. AdemásSánchez salvó el pleno sobre corrupción del 9 de julio, así que de momento coge aire. En lo discursivo la izquierda depende de muchos actores, pero puntales en oratoria ahora mismo tiene dos: el propio SánchezyRufián, presumidos, correosos y con muchas tablas. Rufián exhibe ambición política y una personalidad singular. Ha hecho de la necesidad virtud, convirtiéndose en figura indiscutible en el Congreso. Enfrente, en ese PP que se vende centrado,Tellado encuentra “más sentido de Estado” en Vox que en el PSOE o en sus socios. El nuevo secretario general de Génova ha comparado al presidente del Gobierno con una “garrapata”. Los gargajos y las groserías tabernarias acaban dignificando a Pedro Sánchez, que intenta apuntalar apoyos en Catalunya y en Euskadi.

El tablero 

La pregunta es si el Gobierno será capaz de resistir, pero cabe desdoblar el interrogante: ¿Cómo soportarían estas derechas un nuevo revés en las urnas?

El Partido Socialista, pese a sus prevenciones conservadoras, se ha dado de bruces con un nacionalismo español reaccionario, que en democracia se llevó por delante a Suárez, convirtió a Aznar y a González en lo que hoy son, y ha levantado un odio indisimulado frente a Sánchez y a Zapatero. Una nueva derrota frente a Sánchez multiplicaría aún más algunas obsesiones. El “más nación y menos nacionalismo” del PP es otra muestra de cinismo tan excluyente que ya ni soporta a este PSOE. “Están diciendo que hay un enemigo existencial de España que se llama Pedro Sánchez. El antisanchismo se estudiará en las facultades” ha observado con acierto la analista Máriam Martínez-Bascuñán. La derecha vengativa funciona así, mezcla frustración y ceguera en su voluntad de empobrecer la convivencia. La cultura democrática exige un radio de onda, saber templar gaitas, no creerse permanentemente en posesión de la verdad, y evitar con firmeza una desdichada involución. Eso también interpela a la esquina izquierda. Podemos parece sucumbir a la rentabilidad a plazo fijo de un posible Gobierno con toques voxianos. Hay gente que venía a conquistar los cielos y parece estar en las nubes del cuanto peor mejor. El contraste de los morados con EH Bildu y Esquerra Republicana es medular, por más que Otegi y Belarra coincidan en querer “superar el régimen del 78”.

Tellado ha comparado al presidente del Gobierno con una garrapata. Los gargajos y las groserías tabernarias acaban dignificando a Pedro Sánchez

Otoño ardiente

Mientras el Gobierno no fenezca, la derecha seguirá en el monte intentando crear un clima irrespirable. A ver qué pasa de aquí a diciembre. Son curiosas las efemérides en 2026. Si hubiese elecciones y Feijóo alcanzase la Moncloa, lo haría 15 años después que Rajoy y 30 después que Aznar, pero entonces la extrema derecha disimulaba más o estaba durmiente. Ahora hace palanca.