Llevamos semanas siendo bombardeados en telediarios, prensa escrita y radios, con la eminente invasión de Ucrania por parte de la pérfida Rusia. En oposición a estos malvados tenemos a los desinteresados salvadores, Estados Unidos. Dispuestos a defender, por medio de la OTAN, a un país a todas luces muy inferior al gigante soviético. Bien, sería difícil de creer las buenas y desinteresadas intenciones de estos imperialistas, pues ya se sabe la mentira evita el juicio y oculta al criminal, no son creíbles las buenas intenciones de quienes fueron capaces de tirar dos bombas atómicas, con cientos de miles de muertes y cientos de miles de lisiados, sobre una nación, Japón, que ya había hecho una oferta de paz negociada y que no le fue aceptada. Quien ha explotado a medio mundo desde el final de la Segunda Guerra Mundial en el año 1945. Quien lleva décadas viviendo a costa del resto del mundo, con incontables invasiones y golpes de Estado, tanto en Sudamérica como en Oriente Medio o el sur de Asía. Quien ha inventado los argumentos más falaces, armas de destrucción masivas, nunca encontradas, que les den derecho al saqueo y al crimen, ataques que sólo ellos los conocen, pero que les sirvieron de excusa para intervenir en Corea, tres millones de muertos, Vietnam con más de tres millones de muertos, la mayoría civiles, donde todavía hay gente padeciendo las secuelas del napalm. Su cinismo no tiene límites, cada vez que invaden lo hacen bajo la bandera de la libertad, la democracia y la paz, y para eso acusan a sus enemigos de lo que ellos hacen y se sirven de los poderosos medios de información a su servicio, que para eso les pagan y controlan. Sigue la ruta del dinero y hallarás al ladrón. Claro que todo esto se hizo antes, ahora no. Ahora con Biden las cosas han cambiado y nos quieren hacer creer de sus bondades para con un país, Ucrania. Que por cierto también cambió de dirigentes después de un golpe de Estado y hoy, entre otras cosas, está armando peligrosamente a la población civil, algo que puede dar lugar al germen de futuros para-policiales con reminiscencias fascistas. El miedo, más que evitar una posible invasión armada, va a dar lugar a aceptar el imperialismo como salvador sin ver la factura que seguro vendrá detrás.