Síguenos en redes sociales:

Navarra late en clave familiar, el futuro es nuestro

Cuando las decisiones se toman aquí, lo que está en juego no es solo el balance de una compañía, es la estabilidad de todo un territorio

Navarra late en clave familiar, el futuro es nuestroPatxi Cascante

Navarra cuenta con un modelo empresarial arraigado, resiliente y profundamente comprometido con su entorno.

La empresa familiar representa más del 66% del empleo y genera el 58% del valor añadido bruto de nuestra economía. Son datos del último informe sobre la Influencia de las Empresas Familiares en la Economía Navarra presentado recientemente.

Sin embargo, su influencia va mucho más allá de las cifras. El hecho de que las decisiones estratégicas se tomen aquí, con la mirada puesta en el largo plazo, con el compromiso necesario con el territorio y con voluntad de continuidad se traduce en inversión, en empleo estable, en desarrollo sostenible, y algo si cabe aún más importante: la libertad que tenemos como región para trazar nuestro propio rumbo.

En Navarra, las empresas familiares representan el 86,6% del total y su contribución a la economía está por encima de la media nacional.

De hecho, las empresas familiares generan dos de cada tres empleos en nuestra comunidad y aportan más de la mitad de la riqueza regional. Y lo hacen con una estructura más sólida: son más rentables, más solventes y tienen menos deuda que las no familiares. Es decir, cuando vienen mal dadas –como bien sabemos que ocurre–, presentan menos riesgo, más resiliencia y más compromiso con el empleo y el entorno.

Por eso, más allá del número, lo relevante es su calidad estructural: dado que son la columna vertebral sobre la que se apoya buena parte de la estabilidad económica de Navarra.

Desde la asociación, defendemos como una de las grandes fortalezas de la empresa familiar dónde toma sus decisiones y queremos seguir tomándolas en Navarra.

Mientras otros modelos empresariales dependen de consejos de administración lejanos o fondos de inversión con objetivos a corto plazo, la empresa familiar decide desde aquí. Y lo hace pensando en el mañana. Decide invertir en Navarra. Decide contratar en Navarra. Decide quedarse y construir futuro fortaleciendo el entorno.

No cabe la menor duda que ese arraigo tiene un valor incalculable. Es sostenibilidad en estado puro: no la de los eslóganes, sino la que se traduce en continuidad, en empleo estable, en proveedores de proximidad, en compromiso con el entorno. Es una forma de hacer empresa que no maximiza beneficios inmediatos, sino que construye futuro.

Esa autonomía –esa libertad económica y estratégica– permite a nuestra región tener voz y capacidad de trazar su propio rumbo. Porque cuando las decisiones se toman aquí, lo que está en juego no es solo el balance de una compañía, es la estabilidad de todo un territorio.

El informe menciona como elemento destacado de Navarra la longevidad de sus empresas. Si leemos entre líneas, esa longevidad se puede traducir como adaptación, innovación y evolución continua. Ninguna empresa sobrevive más de 25 ó 50 años si no cambia. Si no escucha. Si no se transforma.

En Navarra, el 37% de las empresas familiares tienen más de 25 años, y muchas de ellas llevan décadas reinventándose sin perder su esencia. Esa es precisamente su mayor fortaleza: evolucionan sin romperse, avanzan sin desarraigarse.

El informe lo deja claro: las empresas familiares navarras tienen una mayor presencia en sectores industriales y tecnológicos que la media española. Y no solo resisten: son más rentables y más eficientes, incluso en sectores complejos.

Porque para seguir hay que cambiar, pero sobre todo saber cambiar y evolucionar. Y la empresa familiar lo sabe mejor que nadie ya que no evolucionar y avanzar aboca a un fracaso en el proyecto a veces lento e invisible pero real en el futuro.

Ese equilibrio entre conservar lo esencial y abrazar lo nuevo es lo que las convierte en motores silenciosos de innovación y de evolución. No hacen ruido, pero mueven Navarra. Día a día, generación tras generación. En esta disyuntiva los problemas de crecimiento y evolución son en el 95% de los casos los mismos, independientemente de la actividad y sector, por lo cual desde ADEFAN creemos que los recorridos para llegar a esas soluciones los debemos compartir y proponer como fortaleza y refuerzo del tejido empresarial familiar navarro.

Siendo entonces este reto uno de los principales para garantizar el futuro. Si queremos seguir siendo el pilar de nuestra economía, no tenemos otra opción. Porque el verdadero problema de muchas empresas familiares no es de producto ni de talento: es de escala, tanto cualitativa como cuantitativa.

El informe lo refleja con claridad: aunque representan la mayoría de las empresas en Navarra, su tamaño medio es menor que el de las no familiares, especialmente en los tramos clave para la competitividad. Y eso, en un mundo global y tecnológico, puede ser una barrera real.

Crecer no es solo una cuestión de ambición, también es una necesidad estratégica. Escalar permite invertir más, atraer perfiles clave, abrirse a nuevos mercados y ganar músculo para resistir en tiempos convulsos. Pero crecer conlleva también otros retos: delegar, profesionalizar, abrirse a nuevos modelos de gobierno, renovarse y buscar nuevos mercados.

Y aunque la teoría es sencilla, llevarlo a la práctica es mucho más complejo y ahí el papel que juegan las nuevas generaciones es clave. Jóvenes que no heredan solo una empresa, sino la responsabilidad de hacerla más fuerte, más grande y más preparada para el mundo que viene. La responsabilidad de dejar un legado mayor del que te han transmitido. También es clave la responsabilidad de las generaciones fundadoras en articular y preparar un entorno de confianza y delegación ordenada, responsable, y sobre todo que no condicione su forma de ver el negocio con la evolución que necesite la propia actividad, rodearse de profesionales y promover el talento en la compañía es clave. No todos los directivos deben ser necesariamente los socios o familiares, y la valía demostración de capacidades hará que cada uno ocupe el puesto que la compañía necesita.

En ADEFAN lo sabemos bien y por eso acompañamos a las empresas en ese proceso, no es solo una labor de apoyo sino de compartir conocimiento, contarlo y exponerlo. Es una apuesta por el futuro económico y social de Navarra.

Detrás de cada empresa familiar hay algo más que balances: hay historias únicas, decisiones difíciles, nombres propios y una voluntad que se repite de generación en generación: seguir.

No es fácil. Lo sabemos. Pero no están solos.

Desde ADEFAN queremos seguir siendo ese lugar donde compartir inquietudes, aprender de otros, crecer acompañados. Un espacio donde el networking no es solo una palabra, sino una red real que sostiene, que escucha, que impulsa.

Porque si algo ha demostrado este informe es que la empresa familiar no solo sostiene Navarra… también la proyecta hacia el futuro socialmente, culturalmente, económicamente, asegurando una sociedad formada, sostenible y sobre todo fuerte.

Y ese futuro se construye mejor cuando lo hacemos juntos buscando el bien común y la alineación entre empresa y sociedad construyendo puentes para crecer.

El autor es presidente de ADEFAN (Asociación para el Desarrollo de la Empresa Famliar Navarra)