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La carta del día

Reflexión sobre incendios

Reflexión sobre incendiosUnai Beroiz

Ante la gravedad de los incendios forestales que estamos viviendo en España, y más concretamente en Navarra, quisiera manifestar mi extrañeza de que el Gobierno de Navarra no exija, incluso por ley, la retirada y limpieza de los desbroces de los árboles talados, principalmente pino de repoblación, residuos que inundan las masas forestales después de dichos trabajos. Sin ser experto en la materia pero sí buen conocedor del medio, no tengo duda de que esta gran cantidad de material altamente combustible incidirá de manera sustancial en el agravamiento de cualquier incendio en nuestro magnífico patrimonio forestal. No solamente por lo ya citado en cuanto a la combustibilidad de dichos ramajes de desbroce sino también porque hacen difícilmente transitables las pistas y caminos abiertos para la explotación de estos bosques, pistas y caminos que habría que utilizar en caso de necesidad. 

Indudablemente la cuantía económica de estos trabajos, tanto para ayuntamientos como para particulares, se vería mermada con toda seguridad por el incremento que supondría esta limpieza y retirada del material sobrante, pero el precio que pagamos todos en caso de uno de estos trágicos incendios es sin duda muy superior al de esta menor ganancia. 

Si consideramos que el principal interés de nuestros bosques es la rentabilidad económica que produce a sus propietarios, el futuro de este patrimonio es más que precario. Habría que considerar que cuando un ente público o privado se plantea reforestar un terreno o un monte, este nuevo bosque pasa de alguna manera a pertenecer a la colectividad, al menos desde una consideración ecológica, pues no solo es un conjunto de árboles sino la aparición progresiva de todo un biotopo que evidentemente supera la mera consideración de masa forestal.

Es por ello que las instituciones públicas deberían proteger y habilitar en su caso las leyes correspondientes que aseguren su buena conservación y contribuyan a la prevención de los desastres naturales que estamos viviendo. 

Dichos desastres no ocurren, como lo dicen voces autorizadas, por el descuido o mala intención de quienes los provocan sino por una mala gestión previa y el consiguiente abandono de estos espacios naturales, espacios que debieran requerir la máxima atención, aunque ello conlleve la correspondiente financiación pública y a su vez la necesaria exigencia de su buen estado a entidades locales y particulares.

Los bosques navarros se merecen nuestra admiración, respeto y cuidado, dado que representan lo más preciado que tenemos en nuestro entorno, no solo por su belleza y por ser fuente de vida, sino porque son imprescindibles para nuestra salud y la de las futuras generaciones.

Destruirlos cuesta muy pocos días u horas, pero crearlos, tanto sea por la mano del hombre como de forma natural, cuesta muchos años e incluso siglos.