El alzamiento militar contra la II República cumplía tres meses de guerra en el frente y en medio de esa tragedia se volvía a hablar de fútbol en Pamplona. En realidad quien tomaba la palabra era el Zaragoza para manifestarse como aliado incondicional de Osasuna, que tenía casi a la totalidad de su plantilla combatiendo con los llamados nacionales. Según destacaba la prensa local el 17 de octubre de 1936, en una carta remitida al club navarro, los dirigentes del Zaragoza, además de manifestar su admiración por el comportamiento de Navarra, afirmaban que "por derecho propio ha de continuar Osasuna en la División de Honor (sic)" y "en lograrlo ha de poner el Zaragoza todo su empeño". Lo puso, pero no sirvió de nada.