Ya saben lo que dice la canción más famosa (o de las más) de la afición rojilla. Ayer Osasuna demostró ser eso, un equipo, con todas sus letras, en mayúsculas y negrita. Un grupo que demostró estar en el sendero correcto para dejar la crisis de noviembre-diciembre a un lado y centrarse en recuperar puntos.

No tengo la certeza de si Jagoba Arrasate arengó a sus jugadores con palabras sobre los operarios que se deslomaron durante todo el día para que el partido se pudiese celebrar. Empleados que demostraron que, en el 2021, todavía las personas son más importantes que las máquinas, aunque estas ayuden sustancialmente. Las 40 personas que se marcaron la heroica de dejar el césped en condiciones más que notables no se merecen, por respeto, tener que leer o escuchar tonterías llegadas desde la capital nevada. Ellos fueron un equipo. Así lo entendieron Kroos o Courtois, ojalá lo hagan el resto, aunque mientras se escriben estas líneas, minutos después del final del partido, salió el Zidane quejica, llorón y maleducado. Aquel que es capaz de agredir a un rival en una final del Mundial. Aquel que se tenía que haber quedado en Madrid confinado por ser contacto estrecho de un positivo. ¿De verdad que quería ser más beneficiado?

Aquí no se le va a dar más importancia a semejante falta de humildad de un entrenador que cobra más que todo Osasuna junto. El equipo rojillo celebró una fiesta grupal en la que maniató completamente el juego del Madrid. Cosas del césped, pero de lo que pasó en él, no con él.

Osasuna da la impresión de que está en una senda en la que no estaba hace un mes. Es cierto que no ha ganado, pero la imagen es otra y por ahí va a venir la salvación. Además, se vio la mejor versión de Rubén García, algo fundamental para este equipo. Está claro que el equipo funciona mejor con un solo delantero aunque para eso haya que sacrificar a una pieza como Budimir (Calleri está mejor).

Ahora queda transformar todo eso en puntos. En victorias más bien. Pero siendo un equipo como se fue contra el Madrid. Jagoba ha dado con la tecla, ahora le toca insistir.