- Aunque cuando aterrizó en Pamplona la filosofía de Arrasate era la de firmar contratos de una temporada, lo cierto es que todo cambió en su segundo año en Pamplona. Después de renovar por una campaña cuando Osasuna casi tenía el ascenso en el bolsillo, entrenador y club alcanzaron un acuerdo para ampliar su relación contractual hasta junio de 2022 cuando el equipo ya había puesto una base sólida para su primera permanencia en la máxima categoría. Tras confirmar la salvación, el cuadro navarro se embarcó en el doble o nada, una apuesta que comenzó con una nueva grave lesión de rodilla de Chimy Ávila justo antes del inicio del curso. Sin embargo, la dirección deportiva se las ingenio para lograr in extremis los refuerzos de Calleri y Budimir. A Arrasate le costó dar con la tecla y Osasuna llegó a ser colista, pero se sobrepuso a todos las vicisitudes, incluso a una racha de 13 jornadas de Liga sin conocer la victoria, para poner otra vez velocidad de crucero hacia una permanencia que abrazó a tres jornadas del final del campeonato.