En un párrafo

emos la lista de premios Nobel -física, química, fisiología/medicina, literatura, paz y economía- y, aparte de sectores como la tecnología (todo el fenómeno internet queda al margen), las artes plásticas y escénicas o las ciencias sociales, echamos de menos el deporte. Como comenzaron en 1901 (salvo la economía, que se añadió en 1969) se entienden algunas ausencias (los Príncipe/Princesa de Asturias empezaron en 1981 y abrieron mucho mejor el abanico). Que, a ver, no es que el deporte nos parezca algo fundamental -es, como se dice del fútbol, "lo más importante de las cosas sin importancia"-, pero dada su indudable repercusión social tampoco sería aberrante que tuviera ahí su hueco. Aparte de la ilusión que nos haría que los sabios suecos se lo dieran un año, por ejemplo, a un perfecto desconocido -quizás a un futbolista tanzano solo conocido por ellos y por Maldini-. Vamos, como hacen en literatura una o dos veces por década...