El fútbol no debería de estar por encima de la sociedad, debería de enseñar unos valores y debería ser reflejo para una sociedad carente de referentes dignos. Eso es lo que busca Tebas, supuestamente, y eso es lo que este fin de semana ha dejado claro que no es así. Que por encima de todo está el negocio.
Pero así tienen montado el tinglado. Luego ponen un número de bizum en la retransmisión y calman su alma mientras jugadores y técnicos, algunos de la zona, se ven obligados a jugar en una situación complicada.
Uno de ellos fue Vicente Moreno. El entrenador rojillo seguro que se marchó con una semi sonrisa al ver que su equipo dormirá este sábado en puestos de Champions, pero con la mente en su pueblo, como es lógico. De hecho en cuanto acabó el partido se fue para allí, donde quería estar como dijo su ayudante Dani Pendín.
No tiene sentido jugar unos partidos de fútbol mientras a pocos kilómetros se cuentan cadáveres y desaparecidos por cientos. Ni el negocio aguanta eso.
Pero como no queda otra, ahí salió Osasuna a jugar su partido. Lo hizo con una idea clara desde el principio y lo ejecutó hasta casi el final. Los rojillos ahogaron al Valladolid con su presión alta y sus transiciones rápidas. De una de ellas llegó el penalti a Budimir. Ya puede decir Pezzolano lo que quiera, pero si eso no es penalti, ya vete tú a saber que se considera. En ese jugada hubo hasta tres ocasiones antes de la señalización de la pena máxima. Bueno, tres ocasiones y siete minutos de revisión de VAR.
Budimir marcó y luego tuvo varias para redondear la tarde. También Bryan o Aimar. Pero ya fuera el palo o el (muy buen) portero del Valladolid, impidieron a Osasuna cerrar un encuentro con comodidad.
Y el que perdona ya se sabe lo que le pasa en este deporte. Aunque el Valladolid lo intentó pero tampoco es que fuese con un peligro supino. Un par de centros, un par de caídas en el área y solo un tiro cruzado que Catena sacó bajo palos en lo que fue la jugada de más peligro, sin duda, del Valladolid.
Pero bueno, Osasuna se planta con 21 puntos en la jornada 12. Un inicio soñado que solamente se ve empañado por el dolor personal al que se vio sometido su entrenador por una competición sin suficiente empatía.