“Hay una diferencia muy grande entre jugar bien y perder y jugar muy mal y ganar. Además, siempre es muy importante ganar antes del parón”. Fueron, resumidas, unas de las reflexiones de Alessio Lisci antes del partido con el Getafe. El técnico fue un visionario porque Osasuna se ha marchado al parón de la Liga feliz y tranquilo y también proyectó la misma adivinación a la calidad del juego, porque su equipo no realizó un partido fantástico, pero ahí está con tres puntos más en la cuenta y con el ánimo distinto.
Osasuna hizo su peor encuentro de la temporada como local desde la llegada del entrenador italiano al banquillo, pero la fe del grupo llevó hasta las últimas consecuencias el partido, atrapando el gol decisivo en una de las pocas oportunidades.
Hay días en que los saques de esquina se convierten en una caprichosa lotería en la que ningún centro sale premiado, y casi nunca se produce el porcentaje de acierto que tuvieron los rojillos que en el único córner que botaron firmaron un gol, además el definitivo. No puede haber estadística más completa de felicidad.
La importancia de las jugadas a balón parado siempre ha sido alta, porque poner el balón detenido con habilidad y efectos secundarios beneficiosos puede llegar a cambiar la historia de un partido. No es muy común –cada vez más difícil– que un córner concluya en gol, porque las defensas suelen ser rigurosas en los marcajes y la ocupación de los espacios en las áreas no deja terreno para la maniobra y los entrenadores insisten tanto para atacar como para defender esas situaciones. Por todo esto, el gol de Catena al Getafe tiene un gran mérito por el cúmulo de circunstancias que obran en contra.
El gran cabezazo del central de Osasuna, un gol en el que hubo una pelota con peso y temple dirigida al meollo del área y un desmarque en carrera del rematador –los bloqueos en el área son un arma que se ha ido perfeccionando–, conectó con la tradición de una jugada venerada en El Sadar. Los córners siempre han generado en el estadio pamplonés una excitación general y han sido aclamados como un logro, la seña de un fútbol que es ambicioso y la antesala quizás de alguna buena noticia.
La temporada
Córners a favor de Osasuna
- Real Madrid-Osasuna 0
- Osasuna-Valencia 3
- Espanyol-Osasuna 3
- Osasuna-Rayo Vallecano 3
- Villarreal-Osasuna 0
- Osasuna-Elche 2
- Betis-Osasuna 5
- Osasuna-Getafe 1
El histórico córner de la cuadrilla, aquel en el que formaba un puñado de rojillos en pelotón, dio grandes tardes a los aficionados y aún anda funcionando por ahí –el Arsenal de Arteta lo ha dejado ver en varias oportunidades con un glamour del que está despojado aquí porque se sabe lo que es–. Con Vicente Modeno, y Dani Pendín, su segundo, Osasuna sacó provecho de faltas y córners. En El Sadar gusta que la pelota vuele desde la esquina y que los grandes del equipo y los buenos cabeceadores se reten en el área del rival. La plasticidad del gol de Catena y el envío certero de Rubén García, la importancia de la jugada, quizás sirva para restituir la tradición de que un córner es medio gol. En donde la afición pone de su parte para ello. Por lo menos el deseo.