El técnico de Osasuna, Alessio Lisci, ha incidido este martes en la salida de balón y la presión tras pérdida, aspectos en los que mejorar de cara a la cita del domingo ante el Celta de Vigo, con el objetivo de mantenerse firmes en un Sadar en el que solo han cedido un empate.

El italiano se ha mostrado especialmente enérgico este martes, elevando el tono de su voz delante de sus jugadores y de la veintena de aficionados que se han dado cita en Tajonar. El silencio mantenido por todos los allí presentes ha permitido escuchar las indicaciones con claridad.

En un espacio reducido, el ejercicio ha constado en sacar de forma limpia y con calma el esférico, con Herrando, Catena y Boyomo, centrales titulares, como punto de inicio. El preparador nacido en Roma ha exigido a los suyos "más calidad" a la hora de ir sobrepasando las líneas rivales. Moi Gómez o Rubén García han sido los encargados de salvar dichos escalones con pases en profundidad por alto y bajo.

Además, la presión tras pérdida también ha sido uno de puntos de incidir, con mayor agresividad para no permitir a su rival pensar lo más mínimo, un trabajo coral que espera vere reflejado antes los celestes.

Un paso adelante

Las bajas de larga duración de Rosier, a las que se unen las momentáneas de Aimar Oroz y Juan Cruz, empujan al resto de la plantilla a apretar los dientes para mantener la cómoda situación del equipo en 13ª posición con 10 puntos, sumados todos ellos delante de su afición.

Osasuna necesita dar un paso adelante en cuanto al ritmo y la tensión competitiva durante los encuentros que disputa. En varios partidos recientes, el equipo ha mostrado momentos de desconexión y una falta de intensidad que le impide imponer su estilo de juego y competir de tú a tú contra rivales con mayor dinamismo.

Aumentar el ritmo no solo permitiría generar más peligro en ataque, sino también presionar con mayor eficacia y reducir los espacios al adversario. Si Osasuna logra elevar ese nivel de exigencia, podrá recuperar la solidez que se le presume.