Bel Pozueta (Altsasu, 1965) nos atiende en una semana de preparativos antes de un viaje. De hecho a la hora de publicarse esta entrevista se encuentra en Montreal representando al intergrupo de salud sexual y reproductiva del Congreso en la Conferencia Internacional sobre el Sida. Será la única representante de esta Cámara, e intervendrá también desde su conocimiento e interés profesional como sexóloga. Pozueta, mujer de ademanes suaves, comenta en esta entrevista algunas de las claves de un intenso verano político y de lo que viene a la vuelta de la esquina.

Se acerca el último curso de la legislatura, clave. ¿Con qué actitud lo toman EH Bildu y Bel Pozueta?

–Es un curso que esperemos que finalice cuando tiene que finalizar. Ese es un reto, y también que puede ser el curso en el que se concreten realmente las políticas que Euskal Herria Bildu ha querido llevar adelante hasta ahora y no se han llevado tal y como quisiéramos, porque la valoración es gazi-gozo, agridulce, con políticas sociales que si no hubiéramos estado quizás este Gobierno no las habría llevado adelante, o de la misma manera, pero tampoco han ido hasta donde nosotros hubiésemos querido.

¿Por qué apuestan por una legislatura completa?

–En el Debate sobre el estado de la Nación, Sánchez dijo que iba a por todas, y nos quedamos con eso. A ver si hay esa valentía que está faltando, y voluntad política para que ese viraje que ha hecho hacia la izquierda se concrete no tanto en el discurso sino sobre acciones. Que más allá del postureo o cómo se está jugando la parte mediática haya contenidos.

Otegi nos dijo que la apuesta es la continuidad del Gobierno de coalición, pero que la pelota está en el tejado del Ejecutivo.

–Así, es, ya en la campaña electoral decíamos que uno de los ejes era poner límite a la derecha, y esa es la alternativa, seguir con este Ejecutivo haciendo políticas de izquierda y parando a la derecha.

¿La derecha da menos miedo con Feijóo a un sector de la población?

–Han querido dar una imagen del Feijóo moderno, dialogante, pero al final pienso que es el mismo PP con una imagen diferente. Hoy por hoy no hay pistas que nos indiquen un cambio en la actitud del PP. Vemos además que sigue pactando con Vox y apareciendo con unos planteamientos totalmente beligerantes y muy de derechas. Quieren aparecer como la alternativa a Vox.

Para un Gobierno progresista que se fija en el poder adquisitivo de la ciudadanía y en un marco redistributivo, la inflación es un torpedo a la línea de flotación.

–Sin duda, por eso para actuar respecto a esos parámetros que están incidiendo claramente sobre las personas más vulnerables y sobre la ciudadanía en general, hay que tener valentía, con medidas en fiscalidad estructurales, no para meses. Es necesario un cambio estructural serio, y unas políticas de izquierdas que generen cambios reales. En Navarra y en Madrid.

Esa falta de valentía del Gobierno español la equipara al de Navarra.

–Sí, los dos Gobiernos tienen en común que falta voluntad política y atrevimiento. El de Navarra mira mucho de reojo a Madrid. Se está marcando mucho la política de Navarra desde Madrid. Y falta voluntad para hacer realmente políticas de izquierda. Se hace una política de gestos más que de concreciones y avances reales.

En Madrid es notoria la fricción entre Podemos y Sumar. ¿En EH Bildu se ve con preocupación o esperan acontecimientos?

–Para la ciudadanía del Estado y de Euskal Herria es importante que haya una izquierda fuerte, y hoy por hoy si la izquierda está dividida genera debilidad. Si Sumar genera un proyecto ilusionante y fuerte para la izquierda española nosotros estaremos ahí y podremos en muchos casos compartir ese recorrido.

¿Tiene la impresión de que Sumar pueda generar esa ilusión en la izquierda española?

–Ojalá. En las elecciones andaluzas vimos que falló, pero bien trabajado puede generarla. Nosotros ese trabajo lo hicimos aquí hace diez años, de unir a las izquierdas vascas y crear un proyecto ilusionante, fuerte y referente. Eso es lo que somos aquí en Hego Euskal Herria. Si eso se lleva al Estado español pienso que compartiremos muchos marcos y trabajos.

La izquierda vasca también es plural. No solo la aglutina EH Bildu.

–En la izquierda vasca soberanista la referencia es Euskal Herria Bildu. Y cada vez más personas que no se tienen por soberanistas se están acercando, porque entienden que las respuestas que estamos dando y el trabajo político que estamos haciendo tanto aquí como en Madrid les identifica. En Madrid se nos acercan personas por la calle preguntándonos qué hay que hacer para votarnos. En Igara, nuestra sede en Donosti, reciben llamadas de gente de diferentes partes del Estado español que nos preguntan lo mismo. Aquí también, en Hego Euskal Herria, hay mucha gente que está viendo en la referencia de Izquierda a EH Bildu, aunque no se identifique en la parte soberanista.

Ha terminado el curso político con la aprobación de la ley de Memoria y su voto a favor, contrastando con la abstención de ERC. ¿Por la incorporación de la investigación de vulneraciones hasta 1983?

–Y a más cosas también. Ha sido un debate con mucha dificultad, largo muy bloqueado, y los grupos memorialistas temían que se pasara la legislatura sin aprobar una ley de Memoria con parámetros que no tuviese la de 2007. La mayor dificultad con respecto a la impunidad está en la ley de Amnistía, y en la no aplicación de los tratados internacionales con respecto a los derechos humanos. Ahí están dos dificultades que no hemos podido solventar, y eso lo reconocemos. En eso tenemos que seguir trabajando para avanzar, pero hubo otros ámbitos en los que hubo avances. Uno es que la aplicación de esta ley no se queda en 1978 como decía el borrador, sino que se tendrá en cuenta hasta 1983.

¿Por qué hasta 1983?

–Porque no conseguimos más, claramente, porque nuestra demanda no ponía fecha, hablaba de conculción de derechos humanos hasta hoy, porque las consecuencia del franquismo no terminaron en una fecha concreta, hoy todavía también se están viviendo de lo que supuso.

¿Qué otros avances vieron?

–Que se consideren ilegítimos o ilegales tanto los tribunales del franquismo como las sentencias que se dieron en su momento, y luego algo importante: el fuerte de san Cristóbal y el Palacio de la Cumbre. Luegares que tienen simbólicamente un peso muy importante en la memoria tanto de Navarra como de Hego Euskal Herria. Las miserias que vivieron los antifascistas en el fuerte de San Cristóbal, y los fusilamientos que hubo. El Palacio de la Cumbre fue un lugar de detención ilegal en el que se torturaba. Tener en cuenta en la memoria la tortura y recogerla es un hecho importantísimo, y para nosotros un hito. Son Lasa y Zabala y muchísimas persoans que pasaron por ahí y por comisarías y vivieron la lacra de la tortura. Por todo eso votamos sí, aun teniendo en cuenta el tema de la impunidad, donde seguiremos trabajando, sin duda.

¿Por qué el Monumento a los Caídos en Iruña no entró?

–En nuestras enmiendas estaba, pero el Gobierno en la negociación no entró a eso. Con los obstáculos legislativos que existen actualmente no se puede decidir ni qué hacer ahí ni su derrumbe.

Apoyaron antes el decreto anti crisis. ¿Cómo está siendo la interacción con el grupo socialista según avanza la legislatura?

–Yo diría que hay fluidez, que en muchos aspectos estamos siendo determinantes. En algunos momentos las dificultades con ERC hace que nuestros votos sean súper necesarios, si no no salen las cosas, y esto está haciendo que tengamos fluidez. Pero repito que falta valentía y voluntad política para ir más adelante. Por eso esperamos que ahora sea el momento de que este Gobierno comience a realizar políticas reales de izquierda.

Con pesos pesados mediáticos en su grupo como Oskar Matute, Jon Inarritu, Mertxe Aizpurua, ¿su papel queda algo secundario?

–No, somos cinco, y haber conformado un grupo nos da muchas posibilidades, gracias también al aporte de mi persona, de ser diputada por Navarra. Es muy diferente formar grupo que estar en el Grupo Mixto. Los cinco, en función de nuestra formación y nuestras habilidades, tenemos responsabilidades diferentes. Yo llevo el ámbito de la educación, la memoria, igualdad... en algunos momentos son temas con peso mediático y sí aparezco, y en otros son distintos. Por ejemplo las políticas sociales, que tiene Oskar Matute, y por eso, en este momento de crisis que se está viviendo, quizás sea quien más aparece. Pero, por ejemplo, hace poco ha sido el debate de la ley ‘solo sí es sí’, y he estado yo ahí. En septiembre empezará el de la ley de Universidades y la ley trans y me tocará a mí. Dependiendo de los temas aparecemos unos u otros.

¿Se ve con fuerzas e ilusión como para presentarse de nuevo la próxima legislatura?

–Yo no seré quién lo decida...

Pero su predisposición...

–Mucha gente me lo pregunta y digo que no estoy de vuelta, estoy con ilusión, con fortaleza y además ahora, mucho más que hace un año, me veo con más tranquilidad, conocimiento, y planteamientos de futuro. Pero eso lo tendrán que decidir las bases de Euskal Herria Bildu.

¿Qué ha aprendido estos años?

–Muchas cosas. A escuchar a los contrarios, a encajar muchas desilusiones, a ver que aunque tengamos un listón y un objetivo muy claro, muchas veces no se puede conseguir lo que quieres, y que pequeños pasos hacen avanzar hacia ese objetivo. Hay que caminar poco a poco, se suele decir que esto es una maratón, no una carrera de cien metros, yo soy muy impulsiva y luchadora, pero en una maratón tienes que ir cuidando las fuerzas para llegar al final.

Estamos en un contexto bélico. Más allá de la afección en la energía, ¿cree que ello tiene una traslación en la opinión pública de que Europa está en guerra?

–Cuando comenzó la guerra por la invasión rusa fue un boom mediático y también solidario con el pueblo ucraniano. Pero me parece que faltó por parte de los medios una lectura crítica con respecto a qué suponía esta guerra. Si escarbamos un poco más, vemos que esto es una historia geopolítica, que más allá de que Rusia haya invadido Ucrania, Ucrania ha jugado eun papel en Europa, Estados Unidos tiene el interés junto a la OTAN de estar presentes y reforzar su posicionamiento, a lo que se añade el papel que pueda tener China. Esto es geopolítica pura y dura, y la ciudadanía estamos viviendo las consecuencias con respecto a la inflación, a los precios de los carburantes, de la luz... en una guerra decidida más allá de nuestra propia soberanía. No se han puesto todas las fortalezas necesarias para haber solucionando esto de manera diplomática.

¿Le genera tristeza o incomodidad ver el calibre de la ruptura en EA?

–Estoy atenta, y en algunos momentos me siento sorprendida del calado que está tomando, pero con mucha producencia, EA está en Euskal Herria Bildu pero es autónoma. Estoy expectante sobre lo que decidan y las consecuencias.