La podología es una rama de la medicina que se ocupa de investigar, tratar y cuidar a nuestros pies. A pesar de ser la parte de nuestro cuerpo que sostiene diariamente todo el peso y que nos permite trasladarnos de un lugar a otro, es habitual que pasen desapercibidos a no ser que tengamos alguna dolencia grave. Por suerte, los podólogos cuentan con un día señalado que recuerda a la sociedad la importancia de esta especialidad. Ese día es el 8 de octubre y fue creado en el año 2018 por la Federación Internacional de Podólogos (IFP), con el objetivo de divulgar los avances en el campo de la podología en la atención a pacientes con dolencias tanto en los pies como en los tobillos. Previamente, esta federación fue responsable de la creación del Mes Mundial de la Concienciación sobre la Salud del Pie. A partir del año 2016, dicho evento se redujo y pasó a ser el Día Internacional de la Podología.

PROCEDENCIA

El origen etimológico de la palabra podología proviene del griego “podos” (pie) y “logos” (estudio). En cuanto a la procedencia de esta profesión, es toda una incógnita, pero existen indicios de que ya había estudios de reflexología podal en la antigua China. Asimismo, encontramos la figura del “cuidador de pies” en el Antiguo Egipto. Estos funcionarios trabajaban en exclusiva para los faraones y se cree que fueron los primeros podólogos reconocidos.

Los historiadores datan en el año 2400 AC una operación de dedo realizado por personas que tenían conocimientos en esta especialidad.

Posteriormente, en la antigua Grecia y el imperio romano existen documentos con hechos podológicos que acreditan su importancia. Ya por entonces había baños romanos que ofrecían la posibilidad de eliminar los callos y las durezas e Hipócrates inventó las plantillas a medida para evitar problemas mayores en nuestras plantas.

Las técnicas empleadas en esta profesión han ido evolucionando notablemente. Durante el siglo XX, la figura del “callista” provenía de los barberos-cirujanos de la época y se profesionalizó con el tiempo en la del actual podólogo. No fue hasta el año 1895 cuando se creó en EEUU la primera asociación de podólogos y en 1912, en Chicago, se crea su primera escuela. En España, nació la Asociación General de Cirujanos Pedicuros a principios de siglo XX y en Barcelona se pudo obtener el título de podólogo en la universidad en el año 1955.

DOLENCIAS FRECUENTES

Los juanetes son una de las dolencias más habituales y consiste en tener una masa dura y dolorosa en la articulación del dedo gordo del pie. Los callos y durezas también son motivo de consulta y se forman debido al engrosamiento de la piel por la fricción y pueden realizar cierta presión. También pueden crecernos verrugas en la planta del pie y pueden resultar muy molestas si no se tratan. Asimismo, hay variedad de problemas de los pies que pueden afectarnos en nuestras rutinas como es el pie de atleta, las uñas encarnadas, caída del arco (o pies planos) o las uñas enfermas por hongos.

Cabe recordar que no debemos soportar el dolor y en cuanto sintamos alguna molestia grave debemos acudir al especialista para que estudie una posible afección.

CUIDADOS

Durante el verano y con el buen tiempo, nuestros pies se resienten debido a las altas temperaturas y a permanecer al descubierto la mayor parte del tiempo. Tras la época estival, experimentan un cambio drástico que puede traer consigo un deterioro de la salud podológica.

Los pies tienen que hacer frente a la bajada de temperatura, a los cambios de hábitos y a volver a utilizar calcetines y zapato cerrado.

Los expertos recomiendan elegir un calzado adecuado que no apriete mucho y que permita al pie transpirar para que no acumule humedad. De esta manera, se evitará la proliferación de hongos. También, aconsejan evitar el calor artificial que provengan de fuentes externas como las estufas, ya que pueden provocar inflamación. Es mejor calentar los pies poco a poco. Por último, y quizá la más importante, acudir a un especialista para una revisión, al menos una vez al año.