pamplona. La presencia y el despliegue policial en Navarra siguen en aumento, hasta cotas hasta ahora nunca alcanzadas. El sostenido crecimiento de la Policía Foral, que viene a complementar y a reforzar la actividad que desarrollan la Guardia Civil y la Policía Nacional, impulsa año tras año el ratio de funcionarios policiales por cada mil habitantes, que se eleva ya a 5,42 agentes, casi dos policías más que el promedio estatal, situado actualmente en 3,71.

La tasa de criminalidad en 2009 en Navarra fue de 20,8 delitos o faltas por cada mil habitantes, con una mejora de 0,7 puntos respecto al año anterior. En Madrid, y a pesar de que se triplica esa tasa de infracciones penales, el ratio de policías por cada mil habitantes es de 1,69, lo que supone prácticamente un tercio del que existe en Navarra.

El entramado policial que la Administración del Estado y de la Comunidad Foral han ido tejiendo en Navarra para hacer frente a cualquier tipo de amenaza que ponga en peligro la seguridad colectiva e individual ya alcanza la cifra de 3.449 policías, para un total de 636.000 habitantes (censo de 1 enero de 2010). Están repartidos en 52 puestos de la Guardia Civil, siete comisarías de la Policía Foral y dos más de la Policía Nacional, que cubren todo el territorio foral, aunque en algunos casos de un modo desigual.

La Guardia Civil sigue siendo el Cuerpo con mayor número de efectivos en Navarra, con 1.800 agentes, mientras que la Policía Nacional ronda los 650. La Policía Foral, por su parte, dispone de 999 efectivos, que serán 1.110 cuando finalice este año, tras la incorporación de los seleccionados en las últimas oposiciones. Ahora mismo está en el aire una futura promoción de otros 100 agentes más, que servirían para que la Policía Foral llegase al objetivo previsto de 1.200 policías en 2011 conforme a lo previsto en su Plan Director de despliegue y desarrollo.

Precisamente el Cuerpo autonómico ha abordado en las dos últimas legislaturas su expansión geográfica, con la apertura de comisarías en Estella, Tafalla, Alsasua, Sangüesa y Elizondo, localidades todas ellas donde, sin embargo, ya estaba radicada la Guardia Civil. La coexistencia de varios cuerpos en las mismas localidades y su proximidad en otros casos obligan a extremar la coordinación, que ha sido objeto de avances recientes entre el Ministerio de Interior y el Gobierno de Navarra, plasmados en diferentes convenios y protocolos de actuación.

dispersión de los cuarteles Por su parte, la extensa red de puestos de la Guardia Civil existente en Navarra ha sido objeto de análisis y crítica por parte de las propias asociaciones de guardias civiles, que la han considerado demasiado dispersa y, en algunos casos, poco eficiente. Bajo la máxima "muchos policías en pocas comisarías", tanto la UGC (Unión de Guardias Civiles), como la AUGC (Asociación Unificada de Guardias Civiles), han efectuado estudios que cifran en un 20% los puestos que deberían cerrarse.

Las reticencias de las entidades municipales a que desapareciesen los puestos ubicados en sus demarcaciones podría ser uno de los grandes frenos a esta reestructuración, planteada por las asociaciones ante el Ministerio de Interior. Se trata de un tema sensible, admiten desde la UGC, que considera que la desaparición de un cuartel en una determinada localidad, "lejos de ser una merma en la seguridad", contribuiría a que hubiera más presencia policial dado que "se optimizarían los recursos humanos disponibles".