El arzobispo de Pamplona, Francisco Pérez, se ha comprometido a través de la comisión de investigación que ideó el organismo episcopal pedir perdón públicamente a las víctimas de abusos sexuales por parte del que fuera fundador y primer director del colegio El Puy de Estella-Lizarra, José San Julián, fallecido en los años 90 y que ejerció su cargo en el centro entre 1960 y 1973. La petición de perdón, que habrá que ver cómo se formaliza, se antoja cuando menos tardía -no en vano las víctimas empezaron a denunciar estos hechos, que datan de hace cinco décadas, en marzo de 2019- e insuficientes -puesto que al parecer la declaración de compromiso transmitirá su reparación únicamente por el alumnado del centro estellés, que hay que recordar que se trataba de un colegio diocesano y, por tanto, dependiente del Arzobispado, pero no por el resto de víctimas, más de una treintena y de siete colegios distintos de la Comunidad Foral-.

El Arzobispado puso en marcha en febrero de 2020 la llamada Comisión de Protección de Menores y Personas Vulnerables, atendida por un equipo multidisciplinar, bajo la dirección de la abogada y secretaria general de Cáritas en Navarra, Maite Quintana, y de la que también forma parte Ana Cristina Oria en acogida, el médico psiquiatra Manuel Martín y el abogado Miguel Barrio. Dicha comisión ha finalizado ahora la investigación en el Puy después de haberse entrevistado con las víctimas y haber buceado en los archivos tanto del propio Arzobispado como del colegio implicado. La valoración de las víctimas, después del encuentro mantenido ayer con la responsable de la comisión, es “positiva y satisfactoria”, según el presidente de la asociación, Jesús Zudaire, que entiende que la misma labor se debería llevar a cabo en el resto de centros implicados. La labor de la Comisión, según anunció el Arzobispado en su momento, se inició con una escucha de carácter universal, es decir, que abarcará también la atención de víctimas de abusos en el ámbito familiar o educativo, no solo por parte del clero.

El arzobispo Pérez no ha dado todavía la cara a lo largo de dos años por la enorme barbarie que concierne al organismo eclesial en Navarra debido a la multitud de casos de pedofilia destapados. Se reunió antes de la pandemia con dos víctimas sin llegar a pedirles perdón explícito y aseguró en febrero del pasado año que los abusos sexuales “son un mal social, no sólo de la Iglesia” y que son “un pecado dentro de lo que es el significado de una sociedad convulsa, difícil” que “ocurre en muchos ámbitos, no solamente en la Iglesia”.

En el momento en el que se denunciaron los abusos en el Puy, el Arzobispado de Pamplona y Tudela afirmó mantener el “impulso decidido” del papa Francisco para la erradicación de los abusos sexuales en el seno de la Iglesia y el compromiso con la «tolerancia cero» ante esta “lacra” social. El Arzobispado dijo entonces que no había recibido ninguna notificación sobre los supuestos abusos sexuales en el colegio católico de Estella. Agregó sobre el sacerdote acusado que sirvió en Estella, que falleció hace 25 años, por lo que “resulta imposible conocer contexto y alcance de hechos denunciados, ni comprobar su veracidad”.