Tras los exámenes algunos estudiantes de la Universidad de Navarra deciden vivir un verano diferente y se embarcan en proyectos de cooperación internacional. Una experiencia vital única que les permite complementar su formación académica. En 2021-22, un total de 1.499 estudiantes formaron parte de los proyectos de voluntariado de Tantaka de la UN, de los cuales 53 están participando este verano en actividades de cooperación internacional en países como Guatemala, Ecuador, Uganda, Tanzania y Costa de Marfil. 

Realizar chequeos de salud, curas, atender y tratar la desnutrición y organizar actividades de prevención, son algunas de las funciones que desempeñan los estudiantes de la UN con la población local. Francis Vieira, estudiante de Medicina, acaba de volver de Tanzania. En junio comenzó en el proyecto Rafiki apoyando uno de sus pilares fundamentales: la atención sanitaria básica. “Cuidábamos de bibis y babus (abuelos y abuelas, en swahili). Muchos recibían su primer chequeo básico después de años”, asegura. “El objetivo del proyecto es atender al máximo número de personas en las regiones en las que trabajan, y pasar de hacer chequeos cada cinco años a hacerlos semanalmente. Un cambio absoluto en su vida”, asevera.

“Lo que más me gustó es que sentí que era la primera vez que mis acciones tenían impacto en la vida de los pacientes”, firma esta joven, que también colaboró con el proyecto de Blue Sky School, una escuela que enseña inglés y que se acerca al millar de estudiantes, ayudando en la Enfermería, para que todos los niños tengan un registro de salud y atención continua.

"Sentí que era la primera vez que mis acciones tenían impacto en la vida de los pacientes"

Francis Vieira - Estudiante de Medicina de la UN

Laura Acebal, alumna de Enfermería, ha realizado una estancia en un hospital de Costa de Marfil. “Trabajamos de 8 a 12 de la mañana y de 3 a 6 de la tarde. Estamos en un hospital, al que vienen pacientes a citas y revisiones. Nos han elaborado un plan muy interesante con el que podemos ir por distintos sitios, farmacias, salas de cura, nutrición y dar sesiones de formación”. Lo que más le sorprendió es la cantidad de niños desnutridos, que “llegan en un nivel de vulnerabilidad que nunca antes había visto”. 

Laura Acebal

Laura Acebal

"Los pacientes llegan en un nivel de vulnerabilidad que nunca antes había visto"

Laura Acebal - Estudiante de Enfermería de la UN

Su compañera Carlota Uriarte, estudiante de Enfermería, acaba de regresar de Costa de Marfil y reconoce que una de las cosas que más le llamó la atención es el trato que le brindó la gente: “En las aldeas, todos se volvían locos por saludarnos. Había momentos en que las familias te daban comida, a pesar de que no tenían apenas para ellos, y se sentían sumamente felices ofreciéndotela”. El voluntariado superó todas sus expectativas y tiene muchas ganas de regresar. 

Combatir la desnutrición infantil en ha sido el principal objetivo del proyecto en el que ha participado Inés Ávila, graduada en Psicología, que ha estado un mes en Guatemala.

Inés Ávila, en Guatemala.

Su labor consistió en visitar aldeas y familias e ir tomando registro de cómo estaban comiendo los niños, de cuánto medían o pesaban. “A veces, más allá de lo médico, lo que necesitaban las madres era tan solo que les escucharas un rato o que jugaras con sus niños”, recuerda.