La importancia lingüística de la mano de Irulegi ha sido abordada en su presentación a los medios por el navarro Javier Velaza (Castejón, 1963), experto en epigrafía y catedrático de Filología Latina en la Universidad de Barcelona, y por el guipuzcoano Joaquín Gorrochategui (Eibar, 1953) , experto en paleolingüistica y catedrático de Lingüística Indoeuropea en la Universidad del País Vasco.

Para Velaza, la "pieza es extraordinariamente excepcional por muchos motivos". En primer lugar, por su soporte en forma de mano. "No hay ni una sola inscripción que conozcamos por el momento en todo el mundo clásico, ni griego ni romano, sobre un soporte con forma de mano como el de aquí". El único paralelismo, ha dicho Velaza, es otra mano encontrada en Alcubierre, pero sin texto. La segunda razón de su excepcionalidad, ha proseguido, está en el "tipo de signario, de sistema gráfico, en el que está escrita la inscripción". Un sistema "particular" que tiene su origen probablemente en el ibérico nororiental, pero "supone una adaptación de ese sistema para escribir otra lengua", la "vascónica". También es excepcional la forma con la que se grabó la mano. A los puntos, antes se hicieron "pequeños trazos arañando la superficie del bronce como si hicieran una guía para no equivocarse".

"Podemos albergar una razonable esperanza de que en el futuro encontremos más textos escritos en ese signario"

Javier Velaza - Experto en Epigrafía, catedrático de Filología Latina en la Universidad de Barcelona

Velaza ha puesto el foco en la primera palabra del texto: 'sorioneku´, que "evidentemente, dirige cualquier tipo de interpretación hacia la lengua que denominamos vascona". El calado del hallazgo se resume en otra frase: "Hasta el momento no teníamos textos en lengua vascónica absolutamente aceptados". "La aparición de la mano de Irulegi supone que esa lengua se hablaba en este territorio". Este "signo" adaptado se suma al que aparece en dos de las monedas de "territorio vascónico". Lo descubierto ahora genera una conclusión: que "se creara un signario para escribir esta lengua, tanto en escritura monetal, con monedas emitidas por las ciudadades y la autoridad, como en una escritura más o menos privada como es esta, significa que ese signario tuvo una vitalidad, que no se inventó para escribir tres inscripciones, y que por lo tanto podemos albergar una razonable esperanza de que en el futuro encontremos más textos escritos en ese signario. Ojalá".

También para Joaquín Gorrochategui "la pieza es realmente excepcional". "Tiene características bastante claras" de haber sido "escrita en el lugar, de no proceder de un lugar diferente", y "que la hace vascona y no genéricamente ibérica". Explicó que "la pieza tiene un pequeño agujero arriba, para clavarla, por lo tanto fue clavada sobre una madera, posiblemente en la puerta de entrada de una casa". Destacó que la "inscripción está entera y que se lee bien". "Tenemos una seguridad muy clara de que no es celtibérico, ni indoeuropea". Respecto a la primera línea, 'sorione', "evidentemente tiene relación con el vasco 'zorion', fortuna buena", término documentado en vasco hasta ahora desde el siglo XVI, explicó. Y mostró su soprpresa por la parte final , el eku, "muy llamativo", dijo. "Sorprende que sea tan antiguo y no termine en ko".

"Nos alegramos y nuestro corazón da saltos de alegría porque hemos encontrado esa identificación en el inicio de la inscripción"

Joaquín Gorrochategui - Experto en Paleolingüística, catedrático de Lingüística Indoeuropea en la UPV/EHU

"Nos alegramos y nuestro corazón da saltos de alegría porque hemos encontrado esa identificación en el inicio de la inscripción", afirmó Gorrochategui, para quien en cambio las otras tres líneas, ininteligibles, son "un misterio" que este especialista supone que una larga investigación podrá arrojar luz en el futuro.