Las discrepancias en el sector de la investigación sanitaria continúan. Una representación del centro público-privado IdiSNA (Instituto de Investigación Sanitaria de Navarra) compareció ayer en el Parlamento foral y reconoció que van a gestionar ensayos clínicos del centro público Navarrabiomed-Fundación Miguel Servet para cumplir así con los requisitos que le exige el Instituto Carlos III de Madrid, algo que vienen denunciando en los últimos meses los científicos del ente público.

 El IdiSNA –que lo conforman una parte pública (Hospital Universitario, UPNA y Navarrabiomed) y una privada (CUN, Cima y Universidad de Navarra)– es actualmente la entidad que ostenta la acreditación de instituto de investigación sanitaria, algo que concede el Carlos III y que conlleva el acceso a fuentes de financiación estatales y europeas. No obstante, esta acreditación, tal y como detallaron los representantes de IdiSNA, está en suspenso desde 2021 ya que el centro no cumplía con los requisitos que le exigían desde Madrid, entre ellos gestionar más ensayos clínicos.

En este sentido, el director de IdiSNA, Nicolás Martínez, la vocal Nuria Goñi, la directora de Gestión, Natalia Cal, y el subdirector, Felipe Prósper, explicaron que los ensayos clínicos de Navarrabiomed que se van a gestionar a través de IdiSNA “se van a subcontratar”, con el fin de evitar la descapitalización de la fundación pública. “De acuerdo a las indicaciones del Carlos III los ensayos clínicos deben gestionarse a través de IdiSNA”, señalaron.

Sin embargo, se da la circunstancia de que los ensayos clínicos de la parte privada –los de la CUN– no los va a gestionar IdiSNA. La razón aportada ayer por Prósper –que además de subdirector del instituto público-privado es director del Área Celular de la CUN– fue que los fondos que obtiene la clínica de los ensayos clínicos comerciales los necesita para destinarlos a “financiar las estructuras necesarias para que los pacientes que entran en esos ensayos no tengan que sufragarse ninguno de los costes”.

Discrepancias

Los representantes de IdiSNA comparecieron ayer en el Parlamento, a petición de UPN, un mes después de que lo hiciese el comité de empresa de Navarrabiomed-Fundación Miguel Servet, que exigió que sea esta entidad pública la que gestione la investigación sanitaria en Navarra y presentó dos informes solicitados a consultoras independientes que concluían que el modelo óptimo sería que la personalidad jurídica de IdiSNA sea la Fundación Miguel Servet.

Sobre estos informes, Cal valoró que en uno de esos análisis se sugería una estructura de colaboración entre la fundación e IdiSNA, pero según señaló, “es algo que el Carlos III no permite en su exigencia de que haya una única entidad gestora”. El otro informe se inclinaba por que fuese Navarrabiomed quien gestionase el instituto absorbiendo en esa fundación al personal de IdiSNA, algo que “en cuestiones de administración y gestión no era viable”, indicó Cal. Asimismo, en contra de lo que planteaban los científicos de Navarrabiomed, defendieron la necesidad de que exista “una colaboración público-privada para que Navarra cuente con un instituto acreditado, un elemento fundamental para atraer fondos para la investigación”.

“Navarra, para tener un instituto acreditado, requiere de una colaboración público-privada”, apuntó Cal, que sostuvo que “con el volumen de actividad de investigación de la parte pública no se alcanzarían los criterios óptimos” marcados desde el Instituto de Salud Carlos III.

Requisitos

Pero la realidad es que esta acreditación que ostenta IdiSNA se encuentra suspendida desde 2021 y desde el año pasado se han ido tomando decisiones encaminadas a conseguir la reacreditación, que supone una garantía a la hora de conseguir financiación, pero que, según los trabajadores de Navarrabiomed, se está haciendo a costa de devaluar la investigación sanitaria pública.

En cualquier caso, hace tres semanas expertos del Carlos III estuvieron en Navarra haciendo un análisis de la situación de IdiSNA para ver si le conceden la reacreditación como instituto de investigación sanitaria, algo que se conocerá en las próximas semanas. Además de los ensayos clínicos, otro de los requisitos que no cumplía hasta ahora IdiSNA es el de gestionar, como mínimo, el 50% de los fondos captados por los grupos de investigación que forman parte del instituto, un porcentaje que fue del 28% en 2021 y del 31% en 2022.

Asimismo, tampoco cumple con las fuentes de financiación. El Carlos III exige que el instituto que esté acreditado no puede tener más de un 70% de financiación pública en los últimos dos años, una tasa que según los últimos datos se encuentra en el 96,53%. Es decir, IdiSNA depende casi por completo de financiación pública –que por lo general viene de ayudas de concurrencia competitiva– por lo que la sostenibilidad a medio plazo está cuestionada. Por último, sobre la duplicidad de estructuras, que también fue algo que denunció el comité de Navarrabiomed, el director del IdiSNA reconoció que puede existir este problema pero subrayó que están “dispuestos a colaborar con todos los centros para encontrar fórmulas para que esto no ocurra, que estructuras existentes que funcionan bien no se dupliquen y asuman funciones a través de la prestación de servicios. Estas colaboraciones están en trámite, estamos abiertos a no contratar aquello que no sea necesario”.