El arzobispo de Pamplona, Florencio Roselló, quien cumple un año al frente de la Diócesis, ha asegurado que, como exdirector del departamento de Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal Española, no quiere perder el contacto con las cárceles. "No quiero que esta silla, que la mitra me desnorte, se me suba a la cabeza", ha dicho.

En una entrevista con EFE, Roselló ha afirmado que tenía una gran relación con los presos: "Había una empatía, había un cariño, había un afecto y hasta un amor. Yo me sentía querido y me querían".

El arzobispo ha destacado que, en esos contactos con la población reclusa, intentaba que pensasen en las víctimas. "Yo siempre he dicho que en las cárceles hay muy pocos inocentes, lo que pasa es que en las situaciones de muchos que están allí, seguramente yo también estaría" en prisión, ha subrayado.

En sus visitas a las cárceles ha coincidido también con presos de ETA y su relación con ellos "ha sido como con cualquier otro interno", ha dicho.

Y de esas visitas a las cárceles españolas, ha resaltado, también ha obtenido muchas enseñanzas: "He aprendido a valorar la libertad, a valorar a la persona, a valorar el respeto, a valorar la familia, que para el preso es probablemente el motor que le lleva a levantarse cada día".

También ha aprendido "que la vida no se acaba en un problema, sino que hay que tirar para adelante", que la vida "no es fácil para nadie" y que "hay amistades profundas y sinceras en la cárcel".

Navarra, un "pozo de sabiduría"

Este año pasado en Navarra, ha comentado el arzobispo, ha sido para él "muy bonito, muy positivo", además de "apasionante y desafiante". Roselló había estado anteriormente en dos o tres ocasiones en Navarra "de pasada" y no conocía apenas nada de la comunidad.

Tras su nombramiento, ha apuntado Roselló, ha recorrido más de 30.000 kilómetros en Navarra, ha visitado cien parroquias, setenta comunidades religiosas y ha tenido "mucha relación con mucha gente para conocer, para intentar también aprender".

Así, ha llegado a comprender que "Navarra es un pozo de sabiduría" y una sociedad "muy dinámica, que siempre está en ebullición", a veces "bastante politizada".

Lo que más le ha impresionado, las Javieradas

El arzobispo, quien ha reconocido que pensaba que en Navarra "había más sacerdotes", ha aseverado que esta falta de vocaciones "dificulta a veces la atención" en una comunidad en la que hay 732 parroquias y unos 300 curas, pero muchos de ellos de una edad avanzada, por lo que "a pleno rendimiento" solo están entre 150 y 170.

"En este momento tenemos diez seminaristas, y necesitaríamos bastantes más", ha agregado, para destacar que esta falta de vocaciones se debe "quizás porque a la propia sociedad también le cuesta comprometerse. Hay menos vocaciones pero también hay menos matrimonios, menos duraderos; a la gente le cuesta más ese compromiso para toda la vida".

Roselló ha manifestado que lo que más le ha impactado de la vida religiosa de Navarra son las Javieradas: "Me impresionó ver cómo en la explanada de Javier había mucha gente con respeto, con devoción, con cariño y con alegría, que habían venido caminando, gente de Pamplona haciendo 50 kilómetros, que son muchos".

"Javier tiene magia, también para mucha gente de fuera de Navarra", ha señalado el arzobispo, quien ha afirmado que, en las misas de la Javieradas del año pasado, con 20.000 personas en misa en la explanada del castillo, se sintió "privilegiado".

La salud del papa

El arzobispo ha expresado su deseo de una pronta recuperación del papa Francisco, cuyo pontificado "para mí ha sido gozoso y ejemplar".

"Quizás me identifico mucho con él porque él ha visto el mundo de la cárcel con mucho cariño", ha destacado. Roselló ha comentado que las noticias sobre la salud del papa son "esperanzadoras" y por ello, al ser preguntado sobre la sucesión, ha asegurado que "todavía esperaremos un poquito para el cónclave".