educar en igualdad, que puede ser el altavoz para acabar con los comportamientos sexistas, parece seguir encontrando obstáculos en las aulas. Prueba de ello puede ser la falta de formación específica de los docentes, la poca visibilidad de la mujer en libros de texto o los centros que segregan por sexo, según diversos expertos educativos con motivo del 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer. “Ni en la carrera de Magisterio ni en el máster para dar clase en Secundaria existen planes de estudio sobre igualdad, a pesar de fijarlo el Convenio de Estambul”, critica la coordinadora de la Organización de Mujeres del sindicato STES, Mari Luz González.

El profesorado, que es “más sensible” con este tema, se prepara con cursos buscados por ellos mismos, afirma. Pero esa preparación de los docentes “no se cubre con un taller específico, sino con una formación sólida”, recalca la responsable de Feminismos, LGTBI+ y Discapacidad del Consejo de la Juventud de España (CJE), Olga Tostado, que aboga por “una formación garantizada y obligatoria”.

Insta, además, a promocionar la participación y el asociacionismo estudiantil como agentes de la educación no formal en igualdad de género y prevención de la violencia machista. Y el CJE ve la coeducación como el “modelo educativo indispensable para erradicar la desigualdad de género presente en la sociedad”.

segregación “No entenderé jamás por qué seguimos teniendo colegios que segregan a los niños y niñas, hay más diferencias entre los cerebros de un mismo género que las que hay entre hombres y mujeres”, comenta Sonia Díez, autora del libro EducAcción. “La única razón para segregar es que no se tiene interés en educar en la diferencia” -asevera- y es necesario, pues “no hay dos alumnos iguales”; hay que “volver a conciliar y partir de la asunción de la diferencia, independientemente del género y sexo”, asegura Díez.

La portavoz de STES recuerda la poca visibilidad de las mujeres en los libros que manejan los alumnos, y rechaza igualmente los patios en los que el protagonista es un campo de fútbol. Por su parte, la directora de Cátedras de Investigación de la Universidad Antonio de Nebrija (Madrid), María Vaíllo, expresa: “Un escaso número de niñas y niños sabe destacar mujeres relevantes en Ciencias, Literatura o Historia e igual sucedería si hiciéramos el mismo experimento en las universidades”.

“Los sucesivos gobiernos apenas han diseñado estrategias que garanticen el adecuado cumplimiento del principio de igualdad en los contenidos escolares y materiales didácticos”, comenta Vaíllo, que cree “vital” ofrecer oportunidades lúdicas vinculadas a las ciencias y las tecnologías (STEM) en las primeras edades para ellas igual que para ellos.

Similar opinión manifiestan desde la Unidad de Igualdad de la Universidad Carlos III de Madrid, entidad que pide “políticas potentes de igualdad, conciliación, corresponsabilidad y visibilización de las mujeres allí donde estén infrarrepresentadas”. Urge también a reforzar las asignaturas STEM entre las chicas de Secundaria, para que, tanto ellas como ellos, vean modelos y referentes de investigadoras y científicas.

roles machistas Otro obstáculo para educar en igualdad son los estereotipos machistas. Para acabar con el “chico guay y chica guay”, como califica, la Fundación de Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (ANAR) tiene el programa Buentrato. Con esos roles ellos no expresan sus sentimientos, son malotes, cuestionan la autoridad; ellas están pendientes del físico, son falsas con amigas o están con muchos chicos pero a la vez con ninguno, cita la asociación.

La presidenta del programa, Graciela Sánchez, explica que se trabaja para “prevenir la violencia en general y mejorar la convivencia”. Se forma a un máximo de 20 alumnos por centro de tercero y cuarto de la ESO, que voluntariamente se dirigen a sus compañeros de primero y segundo. Les transmiten que “cada uno puede tener su propia riqueza y que ser diferente nos enriquece”.

Para educar en igualdad también es esencial prevenir la violencia machista, destaca Diana Díaz, la directora del Teléfono ANAR (900 20 20 10). El 60% de las menores que llaman “no identifican que sufren violencia de género”, sino que cuentan que en su relación sentimental sienten “miedo, tristeza o culpabilidad”; solo en ocasiones relatan “control” e incluso violencia física. Por ello, Díaz insta a formar en relaciones sanas, basadas en “el respeto, la confianza y la igualdad”.