Pamplona - El Gobierno de Navarra lleva casi un año desarrollando un programa de protección específico para los menores extranjeros no acompañados, más conocidos como menas. Este nuevo modelo apuesta por su integración y la atención de las necesidades específicas de estos jóvenes y evita así los conflictos derivados de la falta de expectativas que puede generarles el sistema de protección tradicional.

Este modelo de atención da respuesta al nuevo contratiempo al que se enfrentan Navarra y el conjunto del Estado, y es que en solo dos años las llegadas de estos menores han pasado de ser residuales a colapsar los sistemas de protección a la infancia. En 2018 llegaron a la Comunidad Foral 62 menas, 2,5 veces más de los 24 registrados un año antes. Esta tendencia sigue en aumento, y es que, con 25 llegadas, solo en los dos primeros meses del presente año se han igualado las de todo 2017 y se han multiplicado por cuatro las de 2016. En la actualidad, Navarra se encuentra atendiendo a un centenar de menas a los que se sumarán otros diez por el acuerdo establecido para hacer un reparto proporcional entre Comunidades Autónomas. En el conjunto del Estado la situación también es de alerta, duplicándose el número de menas atendidos entre 2017 y 2018, que se cerró con más de 13.000. Cabe señalar que prácticamente la mitad de ellos se encuentran en Andalucía, con importantes tasas de llegada también en Cataluña o el País Vasco.

El sistema de protección a la infancia se encarga de la detección, notificación, valoración e intervención en todas las situaciones en las que exista riesgo desprotección de un menor, situaciones muy variables que pueden ir acompañadas de diferentes formas de maltrato. El subdirector de Familia y Menores de Navarra, Mikel Gurbindo, explicó que “los menas están en esta situación de desamparo no porque sus padres les maltraten o les hayan abandonado, sino porque están huyendo de la pobreza o situaciones de guerra”. Según indicó, no se debe pensar en ellos como jóvenes con un bajo potencial, sino todo lo contrario. “Tienen más potencial que la mayoría de los menores que atendemos -aseguró-. Son jóvenes muy dispuestos, con habilidades sociales y un nivel educativo importante en muchos de los casos. Tienen muy claro cuál es su proyecto de vida y han venido aquí a desarrollarlo”.

La masiva llegada de estos menores ha puesto en jaque al sistema de protección, ya que las plazas disponibles son ocupadas por los menas. A esto, se le suma que la atención que se les ofrece en el sistema tradicional no responde a sus necesidades, pudiendo derivar en problemas de integración ante la falta de expectativas. Para dar solución a ambos problemas, desde la subdirección de Familia y Menores llevan un año desarrollando un programa de acogimiento específico para estos jóvenes basado en su formación y preparación para la vida adulta, así como su plena integración social.

Esta nueva tipología de recurso se asienta sobre un modelo de atención residencial en casas plenamente integradas en la comunidad en las que conviven varios menores del mismo origen y repartidas por toda la comunidad Foral. Aquí cuentan con el apoyo de un recurso educativo gestionado por una entidad que les acompaña en su proceso, atiende sus necesidades y realiza un seguimiento.

Este modelo establece itinerarios de alfabetización y formación para el empleo a través de acuerdos suscritos con el departamento de Educación y el Servicio Navarro de Empleo, ofreciéndoles las herramientas básicas para poder optar a un empleo de calidad y una vida autónoma en el futuro. Así mismo, se trabaja en la inmersión comunitaria de estos jóvenes en el espacio del ocio y el tiempo libre, un apartado en el que el Servicio Socioeducativo Intercultural (SEI) juega un papel importante.

En pos de que el trabajo con estos jóvenes sea lo mas eficaz posible, la atención se plantea hasta los 21 años siempre que ellos den su consentimiento. En la actualidad, este modelo cuenta con más de 50 plazas licitadas y esperan llegar al verano con 80.

Perfil de los jóvenes Según indicó Gurbindo, la práctica totalidad de estos menores son varones (97%) y proceden del Mabgreb. En concreto, el 78% han llegado desde Marruecos, siguiéndole en segundo lugar Guinea Konakri con el 11,5%. El resto de nacionalidades son residuales, con representación de Ghana, Somalia, Gambia, Togo, Pakistán, Mali, Libia y Argelia. Se trata de jóvenes, indica Gurbindo, que no tienen en su mayoría a Navarra como destino final, sino que están de tránsito. A pesar de eso, solo uno de cada diez abandona la Comunidad Foral y, algunos de los que se escapan, vuelven poco después. En cuanto a sus edad, la media se sitúa en los 16,8 años, aunque a la Comunidad Foral han llegado menores de incluso 12 años. La mayor representación la tienen los jóvenes de 17 años (39%) y de 16 años (34%).

A pesar de esto, explicó Gurbindo, no debe de olvidarse que todos ellos vienen de contextos de gran vulnerabilidad y tienen que afrontar el duelo migratorio. “Nadie quiere irse de su tierra y dejar a su familia y sus amigos”, asumió explicando que por eso no solo se le da importancia a la educación y el empleo, sino también al acompañamiento y a la inmersión comunitaria. Hay menores que sufren especialmente en este tránsito, pudiendo enfrentarse a detenciones, torturas o secuestros que les dejan secuelas y que pueden derivar también en problemas de conducta, algo que, indicó Gurbindo, se está incrementando a medida que crece el volumen de llegadas. “Aunque el porcentaje no llega a alcanzar el 5% nos obliga a establecer medidas de mayor contención en alguno de los recursos residenciales, así como programas de apoyo terapéutico”, indicó.

Los menas. MENA son las siglas de Menor Extranjero No Acompañado y hacen referencia a aquellos niños o adolescentes de menos de 18 años de edad procedentes de otros países que no cuentan con una persona adulta que pueda hacerse cargo de su guarda o tutela y, por lo tanto, garantizar sus necesidades básicas, considerándoseles en situación de desamparo.

Responsabilidad institucional. La ley establece que la entidad pública responsable (el Gobierno de Navarra a través de la subdirección de Familia y Menores en el caso de la Comunidad Foral) tiene la obligación de establecer un decreto de desamparo una vez detectada la situación del menor y asumir su tutela automática, pasando a formar parte del sistema de protección a la infancia con carácter de urgencia.

62

Durante el año 2018 llegaron a Navarra 62 menas, 2,5 veces más que los registrados un año antes. A nivel estatal se calcula que la cifra supera los 13.000.