ecenas de navarros y navarras y personas que viven en la Comunidad Foral han visto truncados sus planes de Navidad. El curso de la pandemia de Covid-19 impide que estas navidades puedan ser disfrutadas como en ediciones anteriores, pero es un mal necesario si se quiere acabar de una vez por todas con la pandemia.

Jamás hubiéramos imaginado unas navidades así. En casi todas las casas habrá una -o más de una- silla vacía y platos y cubiertos con nombres y apellidos guardados en los cajones. La covid-19 va a impedir que navarros y navarras puedan pasar estos días tan señalados con sus seres queridos. Unos por no poder venir, otros por no poder irse y la inmensa mayoría por precaución y por cumplir con las restricciones.

Además, quienes han podido salir o entrar a la Comunidad Foral, especialmente desde otros países, lo han hecho con muchos requisitos: una PCR negativa 72 horas antes de coger el avión, cuarentena obligatoria al volver a los paises en los que residen, etc. Van a ser unas celebraciones diferentes, sin el tío al que le gusta hablar de política, sin la prima que siempre saca la guitarra cuando lleva un par de copas de más o sin los abuelos, que pasarán la Nochebuena y el día de Navidad en su casa por prevención y para asegurarse de que el virus no les impedirá sentarse a la mesa el año que viene.

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