"Desde que nos confinaron no hemos cesado en nuestra labor de acompañamiento en ningún momento", asegura la psicóloga Marta Tapia. "Hemos usado herramientas que se han vuelto ahora muy básicas, como Zoom, Google Meet o Whatsapp para estar siempre presentes", declaró. "Esto nos permitía la opción de mantenernos vinculados 24 horas", reconoció.

"La verdad que no podíamos haber imaginado que esto podía pasar", señaló Nati Labairu, psicóloga de la asociación. "El no poder despedirte de una persona, sea por covid o no, hace que nuestra mente no pueda tener su duelo", destacó. "Necesitamos ese ritual de despedida, ese abrazo, rodearnos de nuestros seres queridos para reconfortarnos y eso no pudo ser", narró. "Al no poder hacerlo es como no podemos valorar al muerto, no podemos darle luz. Da la sensación de que te mueres y nadie se entera, eso produce un malestar emocional", explicó. "Por ese motivo nos hemos tenido que reinventar, porque las despedidas no recomendamos que se atrasen en el tiempo, porque hay que aceptar esa realidad", señaló.

Hay personas que vienen y dicen: "Creo que me estoy volviendo loco" y no es así, es que siente el dolor. Hay que dejarse sentir a uno mismo, que nadie te lo niegue, pero también hay que aprender a vivir sin esa persona", insistió. "Darte el permiso de volver a ser y volver a sentir", remarcó. "Por suerte ahora se acerca mucha más gente a la asociación a pedir ayuda y acompañamiento", exclamó.