Itsaso Arana y Vito Sanz repiten por tercera vez como pareja en Volveréis, último largometraje de Jonás Trueba, donde se cuenta la historia de un matrimonio que quiere celebrar su separación con una fiesta y acaba siendo una zambullida profunda de los actores y el director en los últimos diez años de vida juntos.

Parte de la gracia de la película es la confusión entre cine y vida”, destacó la actriz y directora navarra. La película llegará a las salas este viernes 30 de agosto.

“Creo que hemos trabajado mucho la autoparodia, crecer tiene que ver con eso y con cómo que te atreves a ir haciendo el ridículo y a mostrarte cada vez más humana, más humano, y más imperfecta”, afirmó la protagonista de la cinta, que en Volveréis es una especie de alter ego de Trueba, su pareja en la vida real.

En el caso de su personaje, explicó Arana, “a pesar de que parece que tiene un aura importante, de perfección, de saber lo que quiere, de que parece que no le pasa nada, creo que se van viendo las aristas y vas viendo cómo va entrando el agua en la barca”.

“Pero eso es también la interpretación —consideró la actriz—, poder hablar de las grietas de lo humano, de lo difícil a veces que es mantener una pareja o mantener la fe en tu propio trabajo”.

En Volveréis, la premisa gira en torno a la idea paradójica de una pareja que decide celebrar su ruptura, aunque fue también una excusa del director para volver a reunir a Itsaso y a Vito como pareja protagonista, y “para repetir con el equipo iluso de siempre, técnicos y actores con los que vengo trabajando desde mi primera película”, explicaba Trueba.

Son Ale (Arana) y Álex (Sanz), una directora y un actor que después de 15 años de casados deciden separarse pero bien, porque se quieren mucho, aunque saben que la relación se ha acabado. Y deciden hacer caso a (quizá) una broma que contaba el padre de ella (Fernando Trueba en la cinta) y celebrar una fiesta de separación, igual que hicieron con la boda.

“La peli va de las relaciones”, apuntó Sanz. “Es verdad que sentíamos que había algo de cerrar un ciclo cuando rodábamos la película, por lo menos bromeábamos con eso”, señaló.

Habla de cómo van cambiando las relaciones, precisó el actor, y también de “cómo una relación de pareja se va transformando”, aunque sus miembros trabajen y se cuiden para que eso vaya creciendo. “Deciden separarse, pero podría haber sido otra cosa”, consideró Sanz.

Su personaje, explicó, “fluye más, va absorbiendo lo que le va llegando y se va metiendo, digamos, en berenjenales (...) y lo hace con esa energía que reconozco bastante bien, porque la he escrito yo, y porque yo soy un poquito así”.

Arana compartió “el privilegio” que ha sido “poder transitar todas esas fases de la pareja”, con Sanz, amigo y coguionista de la película junto con ella y con Jonás.

“Son personajes diferentes en películas diferentes, pero siempre en el mundo iluso”, dijo Arana en referencia a la productora que creó el grupo, junto a Javier Lafuente, después de autoproducirse la película Los ilusos (2013).

“Siempre películas madrileñas rodadas de una manera muy particular, atendiendo una filosofía del cine que viene muy de Jonás, desde la transmisión que también él ha recibido del cine”, apuntó Arana sobre el director, hijo y sobrino de cineastas.

En su opinión, “esta peli es como todas las de Jonás, y un poquito más. Es como la destilación de todas ellas”, resumió Arana.