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Trabajadores de BSH Esquíroz reflexionan sobre el cierre de la fábrica: indignación, dolor, pesimismo, soluciones

"¿Con qué animo vamos a hacer ahora frigoríficos durante los próximos seis meses?”, se pregunta una empleada

‘Irrintzi’ final, tras la manifestación de ayer.Patxi Cascante

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Javier Torrecillas muestra sus manos, los dedos retorcidos tras años de trabajo. Tiene 55 y ha pasado los 29 últimos en la fábrica de BSH Esquíroz. Con idas y venidas. Primero temporal, luego fijo, ayer enfundado en la camiseta corporativa marchando hacia el Paseo de Sarasate, donde termina la manifestación. “Me han tenido que operar las manos, se me han jodido trabajando, con los tornillitos, con los taladros. Es lo que hay”.

Es uno de los 655 trabajadores de BSH cuyo futuro pende ahora mismo de un hilo que la multinacional alemana se dispone a cortar en los próximos meses. “Nos sentimos indignados, porque no nos esperábamos esto, después de haber dejado toda la vida ahí. No sé cómo vamos a hacer para pagar las hipotecas, las pensiones en el caso de los divorciados. Hay muchas parejas que trabajan los dos. Esto duele”.

Javier Torrecillas: “Me he dejado las manos trabajando en la fábrica. Estamos indignados, esto duele”

Amaia Azcárate, de 35 años, es de las jóvenes de una plantilla cuya media de edad ronda la cincuentena. Su pareja también trabaja en la fábrica. “Yo llevo diez años, el ya 20”, cuenta. “Estamos de alquiler, sin hipoteca, así que por ese lado no estamos tan mal, soy joven, buscaremos otro trabajo”, dice mientras camina por la avenida de Bayona, sin ocultar ni su enfado ni su pesimismo por el futuro de la fábrica. “Firmamos un convenio y nos dijeron que había trabajo para seis años, era todo mentira. ¿Dónde está ese trabajo?”, cuestiona Amaia, trabajadora en la cadena, “indignada” por la manera en que la empresa ha comunicado el cierre. “La esperanza no se pierde nunca, pero no veo manera de darle la vuelta. Es que ha sido tan unilateral que no deja margen ni a negociar. ¿Con qué animo vamos a hacer ahora frigoríficos durante los próximos seis meses?”, se pregunta.

Mantener la calma

“Hay que mantener la calma estos meses, trabajar y cumplir, tampoco te vas a ir porque pierdes la indemnización”, añade Juan Antonio Rodríguez Berjano unos metros más adelante. Responsable de línea entró a trabajar el 13 de mayo de 1996 en BSH, su empresa durante los últimos 28 años. Tiene 52, dos hijos y tampoco ve que el cierre sea reversible. “No creo que se arriesguen a echar un órdago, una empresa así... Esto ha sido premeditado”.

Juan Antonio Rodríguez: “Esto ha sido premeditado, no veo vuelta atrás, ahora toca mantener la calma”

Asier, también responsable de línea, es más joven, 35 años, y no quiere dar su apellido. No duda de que tendrá opciones una vez que cierre la empresa, porque tampoco cree que la decisión de BSH tenga marcha atrás. “Nos esperábamos un recorte, hacía años que se estaban llevando producciones a Turquía, que salieran 60, 70 personas, quizá los más jóvenes, porque somos más baratos, pero no esto. Fue una sorpresa, si incluso el director se enteró un día antes. Lo tenían pensado, yo creo que el cierre es definitivo”, dice mientras enfila hacia la avenida del Ejército.

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A su juicio, la marcha tiene que servir también para que el Gobierno de Navarra “reflexione”. “A ver si esto sirve para que se den cuenta de que llevamos años en que se van empresas. BSH no se marcha porque la tributación sea más alta, pero quizá por eso no están viviendo nuevas empresas. ¿Por qué las inversiones millonarias de Amazon y Microsoft en Zaragoza no han venido aquí?”.

Fotos de la manifestación contra el cierre de BSH Esquíroz y por el empleo en la industria navarraPatxi Cascante

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