Navarra concluyó el año pasado con 22 personas fallecidas mientras trabajaban –21 durante la jornada y otra in itinere–, según los datos del Ministerio de Trabajo. Se trata de un pésimo registro que no se recordaba desde la crisis del ladrillo –allá por 2008 cuando hubo 20 trabajadores que perdieron la vida–, y desde la etapa de expansión económica –en 2006 y 2005 con 24 y 28 muertos, respectivamente –. 

En definitiva, desde hace casi dos décadas la Comunidad Foral no sufría tantos accidentes mortales en el trabajo. Con este trágico resultado, Navarra se posiciona como la primera comunidad con el índice de incidencia de accidentes de trabajo mortales más elevado en relación al resto de territorios: siete empleados fallecidos por cada 100.000 trabajadores –cuando la media en España baja a 3,17–.

Los 22 fallecidos oficiales –los sindicatos LAB, ESK, Steilas, EHNE, Hiru y CGT elevaron hasta 26 las vidas perdidas–, se han producido principalmente en el sector del transporte, industria y construcción, y predominan las caídas de altura y los atrapamientos por máquinas. El año pasado de esos 22, 17 tenían la condición de asalariados y cinco de autónomos.

En máximos en 17 años

La tendencia de siniestralidad laboral –accidentes leves, graves y mortales– ha crecido de manera consecutiva en una década en nuestra comunidad –esa línea ascendente solo se interrumpió en 2020 por la pandemia que provocó un descenso drástico del PIB foral–. Si se obvia ese año, desde 2014 a 2024, los accidentes –el cómputo total entre jornada e in itinere– han aumentado ejercicio tras ejercicio.

Jesús Santos (UGT), María Chivite, Manuel Piquer (CEN) y Alfredo Sanz (CCOO), durante la firma del VI Plan de Empleo. Patxi Cascante

El año pasado prácticamente se contabilizaron el mismo número de siniestros con baja –12.381– que en 2023 –12.392–. El Ministerio refleja que el 99,2% se catalogaron como leves; un 0,5% graves; y un 0,17% mortales. En cambio, entre 2007 y 2013 –periodo que aglutina los últimos momentos del crecimiento económico sustentado en la construcción, y la grave crisis económica-financiera que supuso récord de personas sin empleo en Navarra con casi 57.000 desocupados en febrero de 2013– la siniestralidad laboral descendió de los 14.232 en 2007 a los 6.728 en 2013. Desde entonces los accidentes no han parado de crecer. 

En el pleno de este jueves, la presidenta María Chivite respondió a una pregunta realizada por EH Bildu que su Gobierno está “muy preocupado” por los “malos datos”; y subrayó que el nuevo Plan de Empleo –rubricado el 18 de febrero entre el Ejecutivo, CEN, UGT y CCOO– contempla reducir en un 20% el índice de incidencia.

El año pasado Navarra sumó 3.691 accidentes laborales por cada 100.000 trabajadores, el segundo peor índice entre las comunidades autónomas. En primer lugar se situó las Islas Baleares, con 3.949 accidentes por cada 100.000 empleados; y Castilla-La Mancha ocupó el tercer puesto con un índice de 3.365. La media estatal disminuyó a 2.654, mil menos que en la Comunidad Foral.

Por qué ha ocurrido

El periodo en el que descendió la siniestralidad coincidió con una bajada del número de cotizantes; y el ascenso también se ha producido con una subida del número de personas afiliadas a la Seguridad Social. En 2014 se registraron 7.208 siniestros con baja al mismo tiempo que Navarra sumaba 251.849 personas trabajando. Diez años más tarde, la Comunidad ha registrado 12.381 accidentes con baja, y el récord de 310.336 cotizantes.

El 99% del tejido empresarial está formado por pymes que disponen de plantillas de menos de 50 trabajadores y trabajadoras, en las que hay que incidir en la cultura preventiva. En la última década, el número de empleados de origen extranjero que se ha incorporado al mercado laboral casi se ha duplicado, colectivo en el que hay que fomentar la formación para reducir riesgos, debido a que proceden de otros países en los que esta cuestión puede estar menos desarrollada. A veces, el idioma también puede ser una barrera. Eso sí, la formación preventiva es necesaria para todos los trabajadores.

La industria, con 3.974 siniestros

La industria manufacturera englobó 3.974 accidentes con baja durante la jornada laboral el año pasado en Navarra, el sector con más siniestralidad en relación al resto de actividades. Sin embargo, si se compara con su comportamiento de hace un lustro se observa que el número de accidentes disminuyó un 12,5%. En segunda posición, se situó la construcción con 1.304 accidentes de este tipo, y un aumento del 9,3% respecto a 2019. El comercio ocupó el tercer lugar con 1.017 siniestros con baja, con una disminución del 12,4% en comparación a antes de la pandemia. Tras estos sectores, aparecen las actividades administrativas y servicios auxiliares que casi multiplicaron por cinco sus accidentes en estos años, de 241 a 1.060, según los datos del Ministerio de Trabajo. Por su parte, los accidentes in itinere –el trayecto entre el domicilio y el centro de trabajo– crecieron de manera consecutiva desde la pandemia, de 1.057 a 1.226 en 2024. El Plan de Empleo contempla desarrollar un plan de movilidad para cambiar esta tendencia. 

Cuidados y servicios auxiliares

En el último lustro, han proliferado actividades como la de cuidados y se observa un crecimiento de la siniestralidad laboral en esta ámbito, una subida vinculada a un incremento de las plantillas. Las empresas y personas trabajadoras deben apostar por esa prevención. Así, como ejemplo, el año pasado el Ministerio contabilizó casi 900 accidentes laborales con baja durante la jornada en actividades sanitarias en Navarra, por las 686 de 2019.

Al centrarse los objetivos en disminuir los accidentes en sectores con más siniestralidad –industria, construcción, hostelería o comercio– se pueden descuidar otros. La estadística refleja que los siniestros con baja durante la jornada en actividades administrativas y servicios auxiliares se ha multiplicado casi por cinco entre 2019 y 2024, al pasar de 241 a 1.060. Esta actividad que acoge negocios como el de servicio a edificios y jardinería, de seguridad e investigación, agencias de viajes y operadores turísticos, o de alquiler de vehículos, experimentó el mayor incremento porcentual. 

Relajación

Los malos datos de la siniestralidad también pueden deberse a una relajación del cumplimiento de las normas. Este jueves más de 50 empresas de la Fundación Industrial Navarra (FIN) se reunieron en la primera Mesa de Seguridad, Salud y Bienestar de 2025 para “comprender el impacto global de un accidente grave o mortal, conocer las decisiones clave que pueden cambiar el curso de los acontecimientos y cómo proceder en cada caso”.

Fue una jornada a la que no pudieron acceder los medios. Durante esa cita, el inspector de trabajo Antonio Moreno Martínez puso el foco en la necesidad de “integrar la prevención de riesgos laborales dentro de la estrategia de las empresas”. Según explicó, la “legislación impone a los empresarios una obligación absoluta de garantizar la seguridad y salud de sus empleados, lo que implica evaluar riesgos, adoptar medidas preventivas y supervisar constantemente el cumplimiento de la normativa”.

Moreno hizo énfasis en la formación continua, no solo teórica, sino especialmente práctica, para que “los trabajadores puedan aplicar eficazmente los protocolos de seguridad en su entorno laboral”.

Protesta de ELA contra los accidentes en el trabajo. Iban Aguinaga

Destacó la importancia de “la planificación y la organización preventiva” en las empresas. La supervisión y la coordinación entre los distintos niveles jerárquicos permiten “reducir los riesgos y garantizar una respuesta rápida y eficaz ante posibles incidentes”, dijo. La cooperación entre compañías cuando comparten un mismo centro de trabajo se identifica como “un factor determinante en reducir accidentes”. Este año la Ley de Prevención de Riesgos Laborales cumple 30 años.

Visión sindical

Según el sindicato, la estrategia para combatir esta lacra cambia. UGT y CCOO, junto a la patronal CEN y el Gobierno, han firmado recientemente el Plan de Empleo, que va a destinar entre 2025 y 2028 un total de 4,8 millones para atajar la siniestralidad: entre las medidas, quieren consolidar la figura del delegado territorial –técnico de prevención de riesgos que visita pymes de menos de 50 empleados para conocer su plan de riesgos, introducir mejoras si es necesario y hacer un seguimiento, o diseñarlo si no dispone de él–. UGT suma dos delegados territoriales y CCOO, otros dos, y la CENcuenta con técnicos en sus asociaciones.

ELA y LAB rechazan las medidas adoptadas en el Plan de Empleo, en insisten en la importancia de que sea el sector público quien intervenga en las empresas. Ambos reclamaban más inspectores; y LAB defiende el Consejo Navarro de Salud Laboral para adoptar decisiones en esta materia.  

Hay que actuar. En solo dos meses de 2025, ya han muerto cuatro personas trabajando.