En Oláiz/Olaitz, pueblo situado a 11 kilómetros de Pamplona, siempre han elegido al presidente del concejo siguiendo la misma fórmula: los vecinos se juntan en el local comunitario, se pregunta si hay candidaturas, se vota y el resultado se traslada al Ayuntamiento de Olaibar y al Gobierno de Navarra. Así lo establecía la Ley Foral 6/1990 para las localidades con menos de 50 habitantes. Hasta principios de 2019.
Desde entonces, las urnas para elegir al presidente del concejo se tenían que haber colocado en el Consistorio del valle de Olaibar, ubicado en Olave, pero los 33 empadronados con derecho a voto no introdujeron las papeletas en esas urnas, sino en el propio Concejo de Olaitz.
Según el Gobierno de Navarra, en el pueblo no se había presentado ninguna candidatura durante dos procesos electorales sucesivos y, en base al artículo 44.1, inició los trámites para la extinción del concejo.
“No éramos conscientes de este riesgo. No somos expertos en derecho administrativo. Habíamos utilizado el anterior proceso, como siempre”, comenta Ángel Chocarro, vecino que vive en Olaitz desde 2015 y que había salido elegido presidente en las elecciones de 2019 y 2023. “Me presenté porque no quería nadie y creí que era el momento de realizar un servicio a la comunidad”, relata.
Ante esta situación, el pueblo convocó una asamblea en la que los vecinos debatieron –y votaron– si querían continuar siendo concejo o que se extinguiera y que las competencias fueran adquiridas por el Ayuntamiento de Olaibar.
El resultado fue claro. Olaitz quería seguir con su estatus jurídico por distintos motivos: historia, sentimiento de pertenencia, seguir gestionando pequeñas competencias y mantener la capacidad de decisión.
“Si no eres un concejo abierto se pone en riesgo que el vecino participe en las decisiones del día a día del pueblo. Esto no quiere decir que una entidad superior lo vaya a hacer peor, sino que solo se pone en riesgo la participación del vecino más cercano”, detalla Ángel.
En los concejos abiertos, sistema de organización que se aplica en las localidades con menos de 50 empadronados, el presidente convoca asambleas, se debaten los temas y se someten a votación. “Todos los vecinos tienen derecho a voto y a plantear cualquier tema. Yo hago lo que me dicen la mayoría de los vecinos, lo que manda el pueblo”, asegura.
“Es bastante más democrático que los concejos que funcionan con junta”, incide el secretario Javier Ozcoidi, que ha sido concejal del Ayuntamiento de Olaibar durante seis legislaturas. “Sabe todo sobre el pueblo. Es muy importante”, halaga Ángel.
Alegaciones estimadas
Con la “legitimidad” otorgada por los vecinos, el concejo presentó alegaciones contra la decisión adoptada por el Gobierno de Navarra. “Demostramos que se habían presentado candidaturas en los dos últimos procesos electorales y que habíamos tenido presidente. Además, nos comprometimos a cumplir los nuevos procedimientos que rigen las elecciones locales”, señala Javier.
El Ejecutivo foral estimó las alegaciones y Olaitz continúa siendo concejo. “No generamos dificultades administrativas a nadie. No somos un foco de ineficacia, ni líos ni papeles”, defiende Ángel.
Olaitz cuenta con un presupuesto que oscila entre los 5.000 y 6.000 euros y las competencias son la gestión de los bienes comunales, el cementerio, el archivo concejil y la organización de las fiestas, que se celebran el 29 de septiembre, San Miguel: cohete, música y comida popular en la que se llegan a juntar hasta 100 vecinos y amigos. “Es un día muy divertido porque se implica todo el pueblo”, indica Ángel.
De hecho, Olaitz goza de buena salud y, a diferencia de muchos pueblos, suma poco a poco población. “La gente se está viniendo a vivir porque estás cerca de Pamplona, estás en medio de la naturaleza, estás apartado de la carretera y a la noche hay silencio. Es un lugar con vida”, reivindica.
En la actualidad, más de 30 personas –cuatro menores de 18– residen en 14 casas y un matrimonio ha comprado un solar donde esperan que se construya otra vivienda.
Objetivos 2025
El concejo se ha puesto tres objetivos para 2025: limpiar y regenerar los montes de alrededor para reducir el riesgo de incendio, el rescate y mantenimiento de los caminos intraconcejiles y que el NBUS –el servicio de autobuses interurbano que pronto realizará la ruta Pamplona-Lantz– paré a demanda en los pueblos por los que no pasa la N-121-A. “Habrá que llamar por teléfono con anterioridad. La iniciativa está al caer”, finaliza Ángel.