Gau beltza: así era el “Halloween navarro” mucho antes de las calabazas americanas
Antes de que las calabazas llegaran de América, los pueblos de Navarra ya encendían luces para guiar a los espíritus y ofrecían dulces a cambio de paz / Los próximos días varios municipios han organizado actos festivos
Cada año, y especialmente en los últimos tiempos, el famoso trick or treat —nuestro “truco o trato”— se escucha también en las calles de Navarra y toda Euskal Herria. Niños y niñas recorren los barrios con sus bolsas o calabazas de plástico en busca de dulces, sellando así un pequeño pacto: una golosina a cambio de no cometer travesuras. Pero, ¿y si les dijéramos que el Halloween que hoy conocemos no es tan ajeno a nuestras propias tradiciones?
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Las calabazas talladas, las sábanas convertidas en fantasmas o la búsqueda de historias de miedo en estas fechas no son, ni mucho menos, inventos recientes. Desde hace siglos, numerosas culturas celebran a su manera la noche que une a vivos y muertos: esa frontera mágica entre el 31 de octubre y el 1 de noviembre, cuando el calendario cambia y llega el Día de Todos los Santos.
En este viaje por las tradiciones del mundo —algunas arraigadas, otras transformadas— no podemos olvidar la nuestra: la Gau Beltza (noche negra) o Arimen Gaua (noche de las almas). Y para entender su origen, debemos mirar atrás, a los pueblos celtas y su ancestral festividad del Samhain, la celebración que dio origen al actual Halloween.
El Samhain marcaba el inicio del invierno, el momento en que la frontera entre el mundo de los vivos y el de los muertos se difuminaba. Se creía que, durante esa noche, las almas de los difuntos podían regresar a sus hogares. Por eso, recibirlas adecuadamente era fundamental: se les reservaba un lugar en la mesa, se encendían luces para guiarlas y se les ofrecían alimentos como muestra de respeto. Una costumbre que, con otros colores y sabores, encontramos también en otras partes del mundo.
Pero junto a los espíritus familiares también cruzaban el umbral otros seres, menos benevolentes, cuyo favor convenía ganarse. De esa creencia nacería el actual “truco o trato”: antaño no eran niños quienes recorrían las casas, sino las propias ánimas. Los vivos dejaban ofrendas en las puertas para apaciguarlas y evitar su enojo.
¿Y qué hay de los disfraces y las calabazas?
Aquellos antiguos pueblos se cubrían con pieles o telas para confundirse con los espíritus y pasar inadvertidos. En cuanto a las calabazas, su antecedente más directo eran los nabos vaciados e iluminados, usados como faroles para guiar a las almas errantes. Esa costumbre, curiosamente, también forma parte de la Gau Beltza navarra y de la tradición popular en muchos pueblos de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa.
A medida que los pueblos celtas se expandían, estas creencias viajaron con ellos. Se cree que llegaron primero a Navarra y Araba, y de allí al resto de Euskal Herria, manteniéndose vivas hasta bien entrado el siglo XX. Hoy, muchas comunidades y escuelas recuperan la Gau Beltza como una manera de celebrar el cambio de estación y recordar ese momento en que, según la tradición, el velo entre ambos mundos se vuelve más delgado.
Programa en Elizondo o Estella-Lizarra
Las tradiciones, sin embargo, no solo se recuerdan: también se viven. En los últimos años, muchos pueblos de Navarra han recuperado la Gau Beltza, devolviéndole su carácter comunitario y festivo, con un aire renovado que combina lo ancestral y lo moderno. En la Merindad de Estella, en el Pirineo, en la Navarra atlántica... Elizondo, por ejemplo, fiel a su espíritu participativo, se suma un año más a esta celebración con un completo programa de actividades que llenará de color, misterio y tradición las calles de Baztan.
Este miércoles, 29 de octubre, los más pequeños serán los primeros en abrir boca con un taller de dibujo en Arizkunenea, a partir de las 17:30 horas, pensado para niños de entre 3 y 6 años. A continuación, la jornada continuará en la biblioteca, donde a las 18:45 horas se ofrecerá una sesión de cuentacuentos de terror dirigida a niños de entre 6 y 10 años, una oportunidad para dejar volar la imaginación entre historias que combinan miedo y diversión.
El plato fuerte llegará el viernes, 31 de octubre, día grande de la Noche Negra. A las 17:00 horas, vecinos y participantes se reunirán en la residencia de ancianos de Elizondo desde donde partirá una animada comitiva hacia la plaza del pueblo, símbolo de encuentro y memoria. Allí, entre las 17:30 y las 18:30 horas, se ofrecerán pintacaras y chocolate caliente, un clásico que no puede faltar en las celebraciones otoñales del valle.
A partir de las 18:30 horas, los mayores de 7 años recorrerán las calles pidiendo 'limosna' de tienda en tienda, evocando el espíritu de aquellos antiguos “espíritus” que visitaban los hogares en busca de ofrendas. También podrán participar en una carrera de obstáculos frente a la biblioteca, mientras los más pequeños disfrutan de un nuevo cuentacuentos en la plaza.
Ya entrada la tarde, a las 19:30 horas, llegará uno de los momentos más simbólicos: la quema de escritos de terror traídos de casa, un gesto catártico con raíces en los ritos de purificación y renovación que siempre acompañaron a esta fecha. Después, a las 20:00 horas, la música y el baile tomarán la plaza, con la tradicional degustación de castañas y sidra, en un ambiente que mezclará risas, tradición y comunidad.
Como novedad, el espacio Hiruko Scape Room ofrecerá sesiones especiales de la Gau Beltza entre las 19:00 y las 21:30 horas, pensadas para quienes quieran poner a prueba su ingenio y su valentía en un entorno lleno de enigmas y sorpresas.
De este modo, Elizondo reaviva una tradición que trasciende el simple disfraz y el dulce.
La recuperación de la Gau Beltza también ha calado con fuerza en Estella-Lizarra, donde la Ikastola Lizarra ha preparado un completo programa lleno de actividades.
El 31 de octubre, a partir de las 18:00 horas, la escuela abrirá sus puertas a una tarde de diversión y misterio con talleres y propuestas para todas las edades: habrá collage de fotos, pintacaras, una fiesta de chocolate caliente y distintos rincones temáticos, entre ellos el Rincón del Miedo y el Rincón de las Máscaras, donde los niños y niñas podrán dejar volar su imaginación. La música y el baile tampoco faltarán, con cantos populares y danzas que invitan a celebrar la noche más mágica del otoño.
A las 19:00 horas, el ambiente se trasladará a las calles de la ciudad con un desfile desde la Ikastola hasta la plaza Santiago, una cita ya habitual que llena Estella de color, máscaras y sonidos tradicionales. Vecinos, familias y alumnado marcharán juntos en una procesión festiva que simboliza el tránsito entre mundos —esa delgada línea entre lo visible y lo invisible que, según la tradición, se abre en la Noche Negra.
La jornada culminará en la Plaza Santiago, donde a las 19:30 horas comenzará la gran fiesta final con música, baile y el tradicional salto de kuia (calabaza), un guiño simbólico para dejar atrás los miedos y recibir el invierno con fuerza renovada.
La Gau Beltza se convierte, año tras año, en un puente entre generaciones y culturas, un recordatorio de que —más allá de los fantasmas y las calabazas— hay una historia común que nos invita a celebrar la vida, la memoria y el misterio.