En la última década, todos los hitos deportivos de Osasuna han ido de la mano de algunas expresiones que han calado en el osasunismo. En el anterior ascenso fue el famoso “ático” de Martín y esta temporada tiene toda la pinta de que van a ser las “hojas del calendario” que suele decir Arrasate. Ayer cayó otra y que siga.

Lo hizo gracias a que el equipo ha cogido un ritmo de crucero que parece hacerle invencible venga quien venga y, sobre todo, como venga. El Rayo Majadahonda llegó al campo rojillo con bajas importantes, pero con un estilo y una idea muy clara que impuso durante buena parte de la primer parte.

Pero Osasuna está bendecido, como esos equipos que parecen destinados a hacer algo grande, y a la primera que llegó, le cayó a Juan Villar dentro del área y el onubense, que ha vuelto a ese estado de gracia de principio de temporada, no perdonó.

A la primera y ya con ventaja cuando no era muy justo. Pero el fútbol no lo es muchas veces. A Jagoba no le gustó la primera mitad y volvió a corregir los problemas, como ha hecho otros días, que impedían a Osasuna hacerse con el control del partido.

Además, la entrada de Brandon ayudó. El balear es todo pundonor y, además, un incordio para las defensas, especialmente las que quieren sacar el balón jugado desde atrás. Para rematar la faena, logró estrenarse en El Sadar con un tanto de bella factura para cerrar el partido.

También ayudó a la mejora del equipo la vuelta de Oier al centro del campo. El capitán empezó de lateral derecho ante la ausencia de Vidal y con un Lillo aún en proceso de recuperación. El de Estella vio una amarilla (por lo que será baja en Tenerife) y no se sintió especialmente cómodo, aunque cumplió, especialmente en funciones defensivas. Ahora, en cuanto llegó al centro del campo, se hizo el jefe del partido.

Para cuando marcó el ariete, Unai había dado un zarpazo definitivo al encuentro con un disparo potente dentro del área. Para rematar la faena, volvió Sergio a la portería y mantuvo la racha que llevaba Rubén en casa en la que cada vez parece más imposible hacerle un gol a Osasuna.

Y así, como quien no quiere la cosa, los rojillos quitaron otra hoja al calendario, sin mucho brillo pero con mucha eficacia. Otra menos. Como siga así la cosa, la temporada que viene va a tocar comprar otro, pero de Primera División.