Habrá que sacar experiencias y aprender de la eliminación frente al Brujas. No cabe duda de que pisar el extranjero, sentir una competición nueva, medirse a un rival diferente y de nivel, en escenario peliagudo, debe tener un aporte en el ánimo y la cultura futbolística de cada uno. El aprendizaje es otro camino.

Un camino con autoexigencia y reflexión conjunta. A Osasuna no le alcanzó para hacer caer al Brujas. Una eliminatoria en la que se reciben cuatro goles difícilmente puede tener un buen final. Hubo errores defensivos claves en los dos encuentros –es imposible mantenerse en un partido con fallos como el de Mojica–, pero también un entusiasmo en minutos cruciales que fue sinónimo de gestión fallida del partido. Los goles consecutivos con apenas dos minutos de diferencia hablan de fatalidad y de falta de control.

El Brujas puso de su parte. Desprendió poderío físico a raudales tanto en los titulares como en los relevos, la experiencia de equipo acostumbrado a disputar eliminatorias también fue patente. Vivió unos instantes de nervios tras el 0-2 –los únicos en los que se ha mostrado descompuesto en los dos encuentros–, pero ahí sacó convicción y constancia, intensidad y criterio, un compendio de habilidades que acabó con Osasuna.

Los rojillos estuvieron metidos en el partido hasta el final y de hecho Aimar Oroz casi hace saltar el resultado con un remate en el minuto cien que se marchó fuera por muy poco.

En la historia del partido también se deben contabilizar los dos remates al poste del lateral izquierdo De Cuyper y del delantero centro Thiago, que colocan a Osasuna ante la realidad del castigo del rival.

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1x1 de Osasuna ante el Brujas en el Jan Breydel DIARIO DE NOTICIAS

Como dijo Arrasate, esta eliminatoria fatídica iba a dejar en la cuneta a un equipo con posibilidades de hacer un recorrido notable en el torneo. La plantilla de Osasuna, el cuajo del trabajo de cinco años con el entrenador, le hacen ser un equipo competitivo y con numerosas virtudes en el campeonato doméstico. Tumbar a contrincantes como el Brujas queda más lejos. No mucho, pero lo suficiente como para que se perfile la altura de este conjunto en sus posibilidades. Para estar en Europa todo el mundo debe tener las pilas más cargadas.