Lo repitió varias veces Jagoba Arrasate en su comparecencia del sábado: “Nos estamos equivocando…”. Entiendo que el mensaje iba dirigido a quienes no han ahorrado comentarios al expresar su decepción por no alcanzar la fase de grupos de la Conference League, poniendo el foco en cómo dilapidó el equipo ese 0-2 que le colocaba en ventaja en la eliminatoria.

No menosprecian al Brujas –Osasuna está acostumbrado a ganar todas las temporadas a rivales más poderosos que el cuadro belga–; lamentan, como lo reconocían algunos jugadores, haber dejado escapar una oportunidad histórica. Ocurre lo mismo con la valoración de la plantilla; Braulio ha cambiado cromos (Catena por Aridane, Raúl por Kike García, Mojica por Manu Sánchez, ¿Arnaiz por Abde..?) y no somos pocos los que pensamos que hay déficit en las posiciones de extremo, como lo demuestra que para cubrir esa carencia el entrenador haya llegado a doblar los laterales.

¿Expresar estas opiniones revela que una parte del osasunismo vive ajena a la realidad, como parece advertir el técnico? No lo creo. Si hay una masa social concienciada con lo que es su club, con cuáles son las metas del equipo, con la limitación económica para competir en el mercado, agradecida por esa entrega infinita en partidos como el de ayer, es la de Osasuna. Además, Arrasate ya sabe que el fútbol invita a fantasear y él es el responsable de hacer soñar todos los años a esta afición, que cuando desembarcó en Pamplona solo tenía pesadillas.

De esa reflexión sabatina del entrenador, la parte más consistente es la que llama a “gestionar las expectativas”, ahora con la Liga, la Copa y la Supercopa como retos. Con esta hoja de ruta ¿es una equivocación aspirar a concluir el Campeonato entre los diez primeros? Ahí ha encontrado su sitio Osasuna en los últimos cursos, a ese espacio se ha hecho acreedor con la gestión de la plantilla y su rendimiento en el campo. Pero si no es posible repetirlo, celebraremos la permanencia como otro éxito. Esa es la primera expectativa, pero no debe ser la única por pura higiene deportiva. El primer mes de competición ha sido muy intenso; el problema, por entenderlo de alguna manera, es que el plato fuerte de la temporada, el que cambiaba la percepción y el devenir del curso, se servía a las primeras de cambio y llegaba después de una dura pelea en los despachos. Entrar en competición europea era el objetivo de todo el club y el haberlo conseguido seguro que también habría repercutido en las prestaciones de la plantilla. Y sabe mal, aunque el fútbol, como afirma el eslogan comercial, “lo cura todo”.

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Fotos del partido entre Osasuna y Barcelona Javier Bergasa

Estamos hoy, pues, en “nuestra realidad”, a la que también se refirió Arrasate en la rueda de prensa. Cuatro meses para pensar solo en la Liga, pero alimentando al mismo tiempo ese premio de la Supercopa por el que luchará Osasuna sin complejos, como lo hace siempre. Con “inconformismo”, como también subrayó el entrenador en su reflexión y volvió a demostrar el equipo contra el Barcelona. Es precisamente esa actitud, la de no dar nada por perdido ni con un jugador menos, la que ensalza Arrasate como virtud de sus jugadores, la que empuja a una parte del osasunismo a “equivocarse” de vez en cuando, no por desconocimiento de la realidad, sino porque siempre esperan lo mejor, incluso en la derrota. Cuestión de expectativas.

Confidencial

Los directivos se ponen al día. La nueva junta sólo ha tenido dos reuniones desde el relevo de directivos en plenos Sanfermines. Los frenéticos acontecimientos que vivía el club propiciaron un encuentro formal antes del comienzo de Liga. Entre tanto, los nuevos han ido explorando por su cuenta la actividad del club y manteniendo algún encuentro con gestores. Mañana la junta directiva retomará la frecuencia de reuniones.

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Fotos de la afición de Osasuna en Brujas Javier Bergasa