En su última rueda de prensa como entrenador de Osasuna, allá por finales de mayo, Jagoba Arrasate se despedía con un recuerdo muy especial para Juan Carlos Unzué, Alberto Armendáriz Txapela y Montxo Iriarte, afectados por la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). Este viernes, a su llegada al Aeropuerto de Pamplona, el ahora técnico del Mallorca se encontró con una gran sorpresa. Txapela le esperaba allí, junto a una docena de aficionados rojillos aproximadamente. “Cagüen la leche, me vais a hacer llorar”, decía con una sonrisa el de Berriatua mientras abrazaba a su amigo y a su acompañante.
Arrasate aterrizaba en la capital navarra sobre las siete de la tarde junto al resto de la expedición del Mallorca, entre la que se encontraba Mojica, muy requerido también. El técnico vizcaíno se reencontrará este sábado con el que ha sido su público durante seis temporadas en El Sadar y ahí, en un ambiente que conoce a la perfección, ante una grada seguramente a rebosar, recibirá el aplauso de miles de seguidores que no se olvidan de él. Que recordarán siempre la huella que, desde la discreción y la humildad, dejó en Osasuna.
Sin embargo, Jagoba ya pudo palpar este viernes el afecto que se le sigue profesando en Pamplona. Y ese reencuentro con la que fue su casa durante tantos años no pudo comenzar mejor: Txapela le esperaba.

“Mañana el corazón dividido, ¿eh?”, le decía el preparador del Mallorca a su amigo, fiel seguidor rojillo, y que este sábado no se perderá el partido en El Sadar. Este le sonreía y le miraba con mucha devoción. Además, le tenía preparado un bonito regalo: una gorra. Exactamente igual que la que él lucía y donde queda muy claro ese lema que Jagoba Arrasate recordaba en esa última comparecencia: Rendirse no es una opción.
“Me ha hecho mucha ilusión que esté Txapela”, declaraba el técnico del Mallorca a este periódico. “Tengo una relación muy fuerte con él. Casi me hace llorar. Le agradezco mucho todo tanto a él como a todos los que se preocupan por mí”, añadía. Asimismo, recordaba el estrecho vínculo que les une. “A él le detectaron hace seis años la enfermedad y en el tiempo en el que estuve hemos tenido la oportunidad de convivir juntos. Eso seguirá hasta el final”, sostenía.
“Me ha hecho mucha ilusión que esté Txapela. Tengo una relación muy fuerte con él. Casi me hace llorar”
Sabe que le espera “un fin de semana lleno de emociones”, aunque es consciente a lo que viene. “Pensando en lo que tenemos que hacer para ganar. Pero uno no es de piedra tampoco y al final estas emociones florecen”.
Un día especial
Por la mañana, antes de volar a Pamplona, Arrasate comparecía en la rueda de prensa previa al encuentro ante Osasuna. Ya ahí dejaba muy claro que no era un partido cualquiera. “La vuelta a Osasuna es especial, la primera vez después de seis años. Como entrenador estoy focalizado en ver cómo podemos ganar, pero somos personas y las emociones están ahí, veré a gente que adoro y se ha portado muy bien conmigo. Será un día especial”, confesaba.
Respecto a su rival, el preparador de Berriatua aseguraba: “Espero un Osasuna como el que vimos el otro día: vertical y agresivo. Les costó más en el primer tiempo, pero en el segundo Vicente (Moreno) hizo ajustes y esa versión de Osasuna es la que espero mañana”, aseguraba.
Y también tenía muy claro que el recibimiento en El Sadar será “muy bueno”, pero luego “la afición animará a tope al equipo, seguro. Es lo que tiene que ser”.
Una bienvenida muy diversa
La llegada del Mallorca al Aeropuerto de Pamplona dejó, además, estampas curiosas.
Entre los aficionados presentes se encontraba Fujimoto, quien ocupa una jefatura en la empresa KYB, y que se quiso acercar para saludar a su compatriota, el japonés Takuma Asano, reciente fichaje balear. A Fujimoto le acompañaba en este recibimiento Rubén García, quien acudía ataviado de blanco y rojo por las fiestas de su localidad, Noáin, y estaba acompañado por sus hijos Leo, de 6 años, y Emma, de 3. Esta tarde arropará a Osasuna. “Para mí Jagoba es el mejor entrenador que ha tenido Osasuna. Nos ha dado la tranquilidad de estar en Primera División”, decía.
Emotivo también fue el encuentro de Sergi Pérez, ahora preparador físico del Mallorca y anteriormente del equipo rojillo, quien se fundió en un bonito abrazo con dos de sus hijas. Al igual que la conexión entre Maikel, de 15 años, y Sebastián de 18, fieles seguidores de Osasuna, vecinos de la Rotxapea, pero colombianos de nacimiento, con su compatriota Mojica.